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Renacimiento7

Desarrollo


Giuliano de Sangallo distribuyó su actividad como arquitecto e ingeniero militar entre los siglos XV y XVI, entre Toscana y Roma principalmente. Como autor de la villa de Poggio a Caiano, levantada entre jardines en 1480 para Lorenzo el Magnífico, es uno de los más afortunados creadores de estas mansiones de recreo que desplazaban al campo las distracciones de la nobleza, y como arquitecto religioso uno de sus mayores éxitos es la iglesia de Santa María delle Carceri en Prato (1485-1492) con cúpula brunelleschiana sobre cruz griega. También se le deben a Giuliano de Sangallo la sacristía octogonal de Santo Spirito, asimismo seguidora de Brunelleschi (1489-92), la cúpula de Loreto, terminada en 1500, el Palacio Gondi de Florencia (1490-91), de fachada aún almohadillada al gusto del Palacio Pitti, pero con hermoso patio. En Roma es suya la fachada de la iglesia de Santa María dell'Anima. Cuantioso es su repertorio de fortalezas y bastiones. Giuliano tuvo ocasión de diseñar dos proyectos pedidos ya en pleno siglo XVI por León X, el Papa Médicis: uno fue el de la fachada de la iglesia florentina de San Lorenzo, que Brunelleschi dejó sin acabar y aún sigue, porque tampoco los de Rafael y Jacobo Sansovino fueron preferidos al de Miguel Angel, que sólo llegó a concretarse en maqueta. El otro fue un diseño completo para dotar a la basílica de San Pedro del Vaticano de planta de cruz latina, que no se tuvo en cuenta como tampoco se realizó el de su sobrino Antonio de Sangallo el Joven.

Hermano menor de Giuliano y discípulo suyo fue Antonio de Sangallo el Viejo (1453-1534), asimismo ingeniero militar muy activo (impresiona su potente fortaleza de Civitacastellana). Se inclinó más decididamente hacia el bramantismo, pese a que aún dotó a la plaza de la Annunziata de Florencia, en paralelo con el Hospital de los Inocentes, del pórtico de los Siervos de María (1517), con columnas, bóvedas vaídas y ventanas de tímpanos triangulares, como si lo hubiera diseñado el propio Brunelleschi, tal vez en homenaje suyo para concluir la ordenación de la plaza como una sala hípetra egipcia que preside al fondo de la vía dei Servi el cupullone del Duomo. Su mejor obra en la estética de Bramante es la iglesia de la Madonna de San Biagio, en Montepulciano, cuna de Poliziano (h. 1518). Su planta de cruz griega de brazos poco profundos permite levantar sobre pronunciado tambor una prominente cúpula con linterna. Sólo se construyó uno de los dos campaniles exentos, modelo prismático de amplio eco dentro y fuera de Italia. Al recortar su cristalografía compacta en mitad de la campiña, produce el mismo ímpetu ascensional que la Consolación de Todi. Antonio de Sangallo el Joven, también natural de Florencia (1483-1546), era sobrino de Antonio de Sangallo el Viejo y de Giuliano, y fue como ellos ingeniero militar al que se debe la fortaleza de Abajo, en su ciudad natal, y el fuerte de Civitavecchia.

Es curioso el sistema de doble rampa helicoidal que adoptó en el Pozo de San Patricio, en Orvieto, pensada para que los portadores del agua no tropezaran con los que descendían a buscarla. Como más joven y menos cercano a las fórmulas brunelleschianas, Sangallo el Joven es claramente bramantesco en su temprana iglesia de Santa María de Loreto (1507), próxima al Foro Trajano de Roma. Su planta cuadrada da origen a un vigoroso cubo de pilastras binarias que da paso a un tambor ochavado sobre el que apea una alta cúpula esquifada, cuya linterna ya manierista es obra más tardía de Jacopo del Duca. La obra civil que mayor crédito goza es el impresionante paralelepípedo del Palacio Farnesio, que comenzó hacia 1540 y hubo de concluir a su muerte Miguel Angel. Es el más representativo ejemplo del Cinquecento romano, aunque todavía tributario en su aplomo horizontal de los palacios florentinos del Quattrocento, si bien relega el almohadillado a las jambas y dovelas de la portada y cadenas esquineras. El balcón principal, entre hiladas de ventanas con frontones alternativos triangulares y de arco rebajado, que gozarán de dilatada descendencia, fue remodelado por Miguel Angel, quien también concluyó la saliente cornisa. Muy destacable es el patio, de tres plantas en que alternan los órdenes clásicos como en los teatros romanos y los dos tipos de frontones de las ventanas, ya muy peraltadas las del piso último, que también refleja la impronta manierista de Buonarroti. Recordemos que también Sangallo el Joven fue director de las obras de San Pedro hasta su muerte, y que dirigió la confección de la maqueta conservada en el Museo Petriano. Aunque mantuvo muchos de los elementos del proyecto de Bramante, no responde al plan central por anteponer a la cruz griega un cuerpo entre altas torres que se asemeja al westkerk de las catedrales románicas de Renania, por lo que Miguel Angel, al advertir su desconexión, lo rechazó por obra tedesca, y replanteó nuevamente el plan central bramantesco.

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