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Africa

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De los puertos norteamericanos de Portland y Norfolk había partido ya la escuadra con las fuerzas que invadirían Marruecos y, mientras cruzaba el Atlántico, en Gibraltar se concentraba la flota encargada de tomar Argelia. La base británica era un hervidero de hombres, armas y pertrechos. Las grúas trabajaban día y noche en los muelles. Lejos del bullicio del puerto, Eisenhower se reunía con Giraud para exponerle las características de Torch y la misión que se le asignaba. Giraud quedó decepcionado, pues esperaba el mando supremo de la operación en vez de la jefatura de las fuerzas francesas que lograse subordinar. Tampoco se entusiasmó ante los objetivos de Torch, pues había esperado que se tratara de un desembarco en el sur de Francia. Pero un acontecimiento fortuito iba a minimizar el papel de Giraud en Torch y a poner en grave peligro los planes aliados: un hijo del almirante Darlan, jefe del Ejército de Vichy, se hallaba gravemente enfermo en Argel. El almirante fue a visitar a su hijo moribundo y encontró que había grandes esperanzas de recuperación, por lo que resolvió quedarse unos días. Giraud, subordinado de Darlan, se hallaría ante una misión imposible. El día 7, de madrugada, la escuadra aliada de Gibraltar puso proa al Mediterráneo. Los rumores de invasión a las colonias francesas circulaban por todo el norte de África. El jefe militar de Argelia, general Juin, ordenó aumentar la vigilancia de los puertos de Argel y Orán y, en la noche del día 7 se reunió en su residencia con Darlan para valorar la situación.

A esas horas los grupos de la resistencia francesa -que no pudieron reunir más de 200 hombres armados- recibieron la consigna de entrar en acción. A las 1.18 horas del 8 de noviembre, un grupo de comandos británicos llegó sigilosamente a la costa argelina y asaltó una batería de cañones de largo alcance. Los sorprendidos franceses intentaron resistir y allí se produjeron los primeros muertos de Torch. Minutos después, otros grupos de comandos intentaron tomar las instalaciones portuarias de Argel y Orán, siendo rechazados con graves pérdidas. Mientras el rugido de los cañones y la fusilería atronaban la capital argelina, los miembros de la resistencia tomaban el palacio donde estaban reunidos Juin y Darlan, pero pronto fueron reducidos por fuerzas militares. Entre tanto, en media docena de playas a lo largo de la costa argelina comenzaron los desembarcos previstos. La confusión resultó enorme entre las fuerzas francesas, algunos de cuyos jefes no acataron la orden de resistir y permitieron los desembarcos. Pero el panorama aliado tampoco resultó halagüeño en esas primeras horas. La 1? División de Infantería norteamericana era frenada en Arzev; el 503 Regimiento de paracaidistas se dispersó durante el lanzamiento, tardando 24 horas en alcanzar sus objetivos (algunos tomaron tierra en el Protectorado español, siendo internados). En Marruecos tampoco se produjo un triunfo inmediato. El general Bethouard, comprometido con Torch, fracasó en su intento de anular al general Nogués, jefe militar de Marruecos, que ordenó resistir.

En Port Lyautey, al norte de Casablanca, la 9? División de Infantería USA pudo desembarcar, pero fue paralizada cerca de la costa, sufriendo más de 300 muertos... Al llegar el día se fue clarificando la situación. Pese a la oposición francesa, se recibió de Pétain la orden de combatir (20), sus posibilidades de éxito eran nulas. La aviación francesa, que en sus salidas derribó más de una docena de aviones aliados sobre Argelia, pronto quedó anulada. La marina, sorprendida en los puertos, combatió contra toda esperanza hasta quedar pulverizada. En Marruecos, la aviación también combatió con denuedo, causando y sufriendo cuantiosas bajas, hasta ser neutralizada. La marina, lo mismo que en los puertos argelinos, no pudo salir a la mar y se defendió con su artillería, padeciendo cuantiosas destrucciones y unos 500 muertos. Los aliados no tuvieron una recepción cordial, pero su neta superioridad aérea y marítima no pudo ser contrarrestada. A las 5 de la tarde del 8 de noviembre, Darlan (21) pidió un alto el fuego en la zona de Argel para entablar negociaciones con los aliados. Al conocerse esto, las guarniciones francesas se rindieron una tras otra, concluyendo totalmente las hostilidades el día 11.

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