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Rango

Area Peruana

Desarrollo


Y es precisamente descendiendo ya hacia regiones más cálidas, en la vertiente amazónica de los Andes, donde de vez en cuando se descubre, o mejor se redescubre, una nueva ciudad perdida, restos de culturas todavía muy mal conocidas, que se han agrupado en tres complejos culturales distintos y tal vez en parte contemporáneos. Kuelap, cuyo sitio cabecero, a 3.000 metros de altura, se sitúa en un risco con enormes murallas de hasta 17 m de altura. Chipurik se caracteriza por una serie de estatuas funerarias en forma de cilindros o conos de unos dos metros de altura, huecas, hechas de arcilla, paja y guijarros a los que se añade una cabeza modelada con rasgos realizados a base de pintura blanca, roja y ocre. En el interior de esas estatuas, colocadas en riscos casi impracticables, se encuentra un cadáver envuelto en una piel de venado. Y Revash, contemporáneo de la cultura inca, con pequeñas casas funerarias cuadrangulares, con las paredes horadadas por nichos y también colgadas en los altos riscos. Pero el conjunto más impresionante del flanco oriental de los Andes, sin ubicación cronológica clara, es el Pajatén, descubierto en 1964 en la cuenca del río Huallaga. Se compone de seis edificios circulares levantados sobre un macizo interfluvial, a 2.850 m de altitud, con diámetros que varían entre 4 y 15 m. Lo más llamativo es la decoración que cubre las paredes, formada por losetas de esquisto encastradas y en relieve y cabezas clava esculpidas en gres roja. Hay motivos antropomorfos estilizados y zoomorfos que recuerdan a cóndores, todos ellos rematados por una comisa salediza y un friso de grecas, zigzag, y volutas. Las ruinas podrían corresponder a diferentes etapas de construcción y tratarse de un conjunto residencial correspondiente a una colonización agrícola tardía.

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