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Datos principales


Rango

Area Intermedia

Desarrollo


En la Venezuela centro-oriental, correspondiente al área circumcaribe y en la vertiente amazónica, las culturas tuvieron escasa complejidad, con una base económica en el cultivo de la mandioca y con un escaso desarrollo de la actividad ceremonial y funeraria. En este contexto las manifestaciones artísticas fueron sencillas, generalmente cerámicas de carácter utilitario. Pero en el occidente del país y principalmente en esta época tardía, Venezuela asume los rasgos característicos del área Intermedia. Desde el 1000 d. C. y probablemente desde antes, aparecen en Venezuela occidental dos modelos culturales. Uno, subandino, se centra en tierra templada, por debajo de los 2.000 m de altitud, y muestra influencias culturales de Panamá y Costa Rica. El maíz es el cultivo básico, y se encuentra cerámica compleja, fina y bien elaborada, con decoración pintada o modelada o combinaciones de ambas. Los entierros son simples y no hay construcciones de piedra ni objetos ceremoniales. El otro, el modelo andino, se localiza en tierra fría, por encima de los 2.000 m y refleja de forma simplificada el modo de vida de los Andes centrales a través de las culturas Chibcha y Tairona de Colombia. El cultivo básico es aquí la papa, y la cerámica es más simple y tosca, encontrándose decoración plástica burda, pero existen construcciones de piedra, terrazas agrícolas, cuevas funerarias y ceremoniales y enterramientos asociados con parafernalia votiva diversificada.

En cuanto a las manifestaciones artísticas hay que mencionar las cerámicas de la serie tierroide, estilo ubicado entre 1000 y 1500 d. C. y que recibe el nombre del yacimiento cabecero, Tierra de los Indios. Diferentes estilos de la serie se localizarán también en Mérida, Trujillo, San Felipe o Los Llanos de Barina. Con esta serie se asocia una gran cantidad de construcciones de tierra y piedra, tales como calzadas, mintoyes o tumbas de pozo con cámara, poyos, y cuevas de sacrificios. Su cerámica es tal vez la de mejor calidad de toda Venezuela, delgada y dura, con desgrasante de arena muy fina, y superficie lisa y pulida. Las formas más comunes son cuencos y jarras, con base anular o con patas, a veces con asas tubulares. Domina la decoración pintada a base de negro, blanco y rojo, predominando los motivos geométricos y estilizados. Esta cerámica se encuentra en ocasiones asociada a montículos. Rasgo muy característico son las figurillas de cerámica. Su carácter es generalmente muy esquemático, dentro de una estilización intencionada que busca destacar unos rasgos mientras que otros se esbozan simplemente. Modeladas a mano y generalmente huecas, representan hombres sentados en una banqueta, tal vez jefes, mujeres de pie, con las manos apoyadas en el vientre y otras sentadas con las piernas abiertas y el sexo claramente indicado. Las cabezas son grandes, de forma rectangular o trapezoidal con los rasgos faciales realizados de modo rudimentario. Los cuerpos son toscos y cortos.

Destaca una decoración corporal a base de diseños geométricos en los que predominan las rayas paralelas que puede cubrir toda la cabeza y el cuerpo con un color castaño-rojizo sobre un fondo gris-blanco-crema. Hay también ejemplares negro sobre crema. Otro estilo característico es el Valencia, correspondiente a la serie valencioide, también entre 1000-1500 d. C. y que desarrolló en torno a la Hoya del lago Valencia. Aunque geográficamente se localiza en Venezuela central, sus rasgos son típicamente occidentales. Los asentamientos se sitúan sobre montículos, construyéndose algunos con propósitos funerarios en los que se han encontrado enterramientos en urnas, aunque muchos fueron reutilizados con fines habitacionales. La cerámica es tosca, generalmente cuencos y ollas globulares con una cara antropomorfa aplicada en el cuello. Aparece engobe rojo y la decoración más común es a base de incisiones. Budares o discos de cerámica evidencian cultivo de la mandioca, pero metates y manos se refieren también al cultivo del maíz. Una de las manifestaciones artísticas más conocidas de Venezuela son precisamente las figurillas del estilo Valencia, que suelen representar mujercitas de formas rotundas y nalgas poderosas y bien modeladas. Macizas o huecas, tienen una enorme cabeza muy alargada lateralmente que suelen sujetar con las manos, como si pesara. Carecen de vestidos o de pintura corporal pero generalmente llevan alguna especie de tocado. Llama indudablemente la atención el extremo esquematismo y simplicidad de la plástica venezolana, pero el hecho no se debe con seguridad a una incapacidad técnica sino a una intencionalidad concreta. Los rasgos que interesa destacar se representan con naturalismo y claridad, y se trata probablemente de plasmar alguna idea en relación con la fertilidad, por ejemplo.

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