La invasión de Dinamarca

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Bliztkrieg

Desarrollo


El mismo día de la invasión de Noruega, los alemanes cruzaban la frontera con Dinamarca y ocupaban el país. Dinamarca era neutral y mantenía relaciones correctas con Alemania. A la agitación nazi en el Slesvig danés (donde había algunos miles de alemanes), más o menos apoyada por Berlín, no se contraponía una agitación semejante en el Schleswig alemán (donde había una minoría danesa). Alemania no parecía mostrar ningún interés por Dinamarca que, por otra parte, y a diferencia de sus vecinos escandinavos, sí había aceptado la firma de un pacto de no-agresión con Alemania. Los daneses creían que éste era garantía suficiente para no verse envueltos en una probable guerra, lo que reforzaba el pacifismo oficial, y posponía una vez más la modernización y reforzamiento de las fuerzas armadas. En cuanto a éstas últimas, tras la Primera Guerra Mundial el gobierno socialdemócrata (1924-1926) había propuesto el desarme total, pero la idea no había prosperado. En 1929 no prosperó tampoco una propuesta de desarme parcial, pero se redujo el presupuesto. Las leyes de defensa de 1932 redujeron a dos las tres divisiones del ejército (se pasó de 8.500 a 7.500 reclutas al año), y se redujo la Marina de guerra. La llegada al poder de los nazis en Alemania condujo a un alto en la política de desarme, y la ley de 1937 permitió modernizar, pero no aumentar, las fuerzas armadas. Así, al estallar la Segunda Guerra Mundial Dinamarca se hallaba muy debilitada.

Además, los británicos dieron a entender a Dinamarca que no debía contar con la ayuda aliada. Cuando el ataque alemán era ya inminente los daneses no se movilizaron. Y cuando el ataque se produjo, sólo se dieron resistencias esporádicas, breves, meramente formales. El gobierno y el Rey cedieron y los alemanes prometieron respetar el estado de cosas existente (se mantuvieron incluso pequeños contingentes del ejército). Los alemanes no impusieron ningún gobierno fascista, y una coalición de todos los partidos políticos gobernó el país hasta que las exigencias alemanas fueron aumentando y la situación fue deteriorándose, y comenzaron a aparecer focos de protesta, pero esto forma parte de la historia de la resistencia. La conquista de Dinamarca fue considerada un acto casi gratuito, pero sirvió para facilitar la defensa de las líneas de comunicación entre Alemania y Noruega. Una consecuencia de la invasión de Dinamarca fue la ruptura de los vínculos constitucionales existentes entre este país y su posesión atlántica de Islandia. El 10 de mayo, además, los británicos ocupaban militarmente la isla para evitar un posible intento alemán en el mismo sentido.

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