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Desarrollo


Dentro de la región ístmica de influencia suramericana, las manifestaciones artísticas más conocidas corresponden al período tardío en el que destacará la orfebrería, la cerámica y una peculiar y característica escultura en piedra. Y es precisamente la escultura en piedra la que nos hace traer ahora a colación la zona situada en el Oeste y Panamá y sur de Costa Rica. Dentro del istmo, el Formativo se conoce mejor en la vertiente pacífica, habiéndose tipificado una serie de fases culturales con una cerámica característica. Los típicos vasos trípodes centroamericanos se encuentran ya en estas fechas. La fase Aguas Buenas, entre 0 y 300 d. C., es un exponente característico del Formativo tardío, a caballo ya con el período de desarrollo regional o Medio. Destaca el sitio de Los Barriles, en las tierras altas de Panamá, en las faldas del volcán Barú. Se trata aparentemente de un sitio ceremonial donde se han encontrado varios pisos rectangulares, cimientos de piedra, grandes losas de roca y depósitos subterráneos de cerámica. Destacan unas grandes urnas de unos 92 centímetros de altura, de forma globular o acampanada, de cuello largo y decoradas con incisiones y pintura roja y amarilla en forma de animales estilizados. Hay también vasijas trípodes cuyas patas se han transformado en animales o seres humanos. Se han encontrado también enterramientos en forma de pozos cilíndricos, algunas veces hasta con tres cámaras forradas de piedra. Los ajuares se limitaban a metales o piedras de moler de gran tamaño, generalmente decorados con tallas de animales y humanos estilizados.

Pero la manifestación artística más llamativa son las esculturas en piedra de tamaño natural que representan siempre a hombres desnudos, aunque con un característico gorro cónico. Se trataría de jefes o guerreros que llevan un hacha en una mano y una cabeza-trofeo en la otra y que pueden aparecer siendo llevados a hombros por otro personaje, tal vez un esclavo o un servidor. En el cuello llevan un colgante, representación de alguna joya de oro, o incluso otra cabeza-trofeo. Las esculturas se encontraron en el extremo occidental del sitio, más o menos colocadas en línea, pero todas derribadas sobre el suelo y parcialmente destruidas. Están talladas en un bloque monolítico de basalto junto con un pedestal y su estilo es relativamente naturalista con un torso de forma general cilíndrica, miembros alargados y genitales claramente manifiestos. En el lado oriental del yacimiento se encuentra una gigantesca piedra rodada tallada con petroglifos y con una depresión que se ha interpretado como para recoger sangre durante algún sacrificio, lo que junto a las peculiares representaciones de la escultura abunda en la idea de la consideración de los Barriles como un centro ceremonial. Y parece evidente que el culto a la cabeza-trofeo, de neta influencia suramericana, pudo ser una de las actividades dominantes.

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