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La agricultura de plantación, con sus productos destinados a la exportación, se basaba en la utilización intensiva del trabajo esclavo. En 1818 vivían en el Brasil, de acuerdo con las fuentes oficiales, unas 3.805.000 personas, de las cuáles sólo el 27,3 por ciento (1.040.000) eran blancos. Los indios eran el 6,5 por ciento (250.000). Por el contrario, los esclavos negros de origen africano eran el 50,7 por ciento (1.930.000) y los mulatos y mestizos el 15,4 por ciento restante (585.000). De acuerdo con el censo de 1872, seis de cada diez brasileños eran negros, lo que se explica por el elevado número de esclavos ingresados al país entre 1811 y 1850, pese al control británico de los mares: 1.141.700. Entre 1811 y 1820 llegaron 266.800 esclavos; 325.000 entre 1821 y 1830; 212.000 entre 1831 y 1840 y 338.300 entre 1841 y 1850. A partir de entonces el descenso sería evidente, a tal punto que entre 1851 y 1860 sólo llegaron 3.300 esclavos africanos. La excesiva dependencia del trabajo esclavo explica el incumplimiento de las cláusulas del tratado firmado en 1826 con Gran Bretaña, relativas a la finalización de la trata negrera. Más allá de las presiones de ciertos gobiernos extranjeros, como el de los Estados Unidos, y de la actitud declarativa de algunos gobernantes locales, el fracaso de las medidas destinadas a acabar con la esclavitud responde a las mismas causas. La abierta ingerencia británica fue considerada ultrajante para la soberanía brasileña, pero pese a ello, los intentos británicos para acabar con la trata aumentaron tras la firma del Tratado de Aberdeen (1845).

Brasil ilegalizó la trata en 1850 y dos años después había prácticamente desaparecido. Pero acabar con la trata negrera en los mares no significaba en absoluto acabar con la esclavitud, que se mantuvo gracias a los negros que seguían trabajando en las plantaciones y al crecimiento natural de los propios esclavos.La abolición definitiva de la esclavitud finalmente se produjo en 1888. La discusión sobre esta forma de trabajo se fue tornando cada vez más álgida y muy pronto los argumentos ideológicos se mezclaron con los económicos. En los años 60, los abolicionistas comenzaron una importante campaña de agitación pública, que se incrementó después de que Abraham Lincoln declarara la abolición de la esclavitud en los Estados Unidos, en 1863. En ese momento Brasil se había convertido en el único gran país del mundo que mantenía un sistema esclavista. En 1871, el parlamento brasileño sancionó la ley Río Branco, que establecía la libertad de vientres (los hijos de las esclavas nacían libres) y creaba un fondo de emancipación, destinado a facilitar y acelerar la manumisión de los esclavos negros por parte de sus propietarios. Pese a sus aparentes logros, la ley no satisfizo a nadie, ya que mientras los plantadores sentían cada vez más amenazadas sus posesiones, los abolicionistas la consideraban insuficiente. Estos últimos, liderados por Joaquim Nabuco de Araújo, un joven abogado y publicista, buscaban la abolición total de la esclavitud.

El libro de Araújo, O Abolicionismo (1883), pintaba la esclavitud en tonos totalmente oscuros, en sintonía con la línea del abolicionismo más radical. En 1884 las regiones de Ceará y Amazonas liberaron a sus esclavos y al año siguiente todos los esclavos mayores de 60 años fueron manumitidos. En 1888 se declaró la libertad total para los casi 700.000 negros que aún permanecían esclavizados, sin que el gobierno fijara ningún tipo de compensación para los propietarios. No es de extrañar que la oligarquía plantadora decidiera retirar su apoyo al monarca en una coyuntura tan contraria a sus intereses. La Asamblea abolió la esclavitud por motivos estrictamente políticos y no por cuestiones económicas, ya que si el sistema se mantenía en funcionamiento era porque seguía siendo rentable para los plantadores. Téngase en cuenta que por un lado, los esclavos estaban oponiendo una resistencia cada vez más violenta a la esclavitud. Y por el otro, que algunas presiones favorables a la abolición provinieron de los plantadores que tenían sus plantaciones en zonas de reciente incorporación y que no tenían asegurado un abastecimiento regular de mano de obra negra, y que preferían mayores facilidades para la inmigración de trabajadores blancos. También eran importantes las manifestaciones de los sectores medios (incluidos algunos oficiales del ejército y burócratas) que querían vivir en una sociedad más moderna. Después de la abolición, muchos negros abandonaron las plantaciones donde trabajaban y emigraron básicamente a las ciudades y en un número menor a otras regiones agrarias. La dispersión de la población negra afectó a todo el país y por lo general ocuparon los estratos más pobres de la sociedad y su nivel de vida fue sensiblemente más bajo que el de los blancos.

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