El periodo neobabilónico

Abandonadas las ciudades babilónicas a su suerte tras los ataques de los elamitas que habían puesto fin a la Dinastía cassita

El periodo mesobabilónico

Durante los 576 que dura la etapa mesobabilónica, Babilonia extendió su influencia por todo el Próximo Oriente, dada su superior civilización, pero muy pronto chocó con Asiria, la otra gran potencia mesopotámica. Con ello se iniciaba un conflicto crónico que enfrentó a los dos Imperios con suerte alterna. En 1156 los asirios acabaron con la dinastía cassita.

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, no se tardó mucho en organizar algunos focos de resistencia, siendo el más importante el de Isin, ciudad que logró establecer una Dinastía en el país (la IV según las fuentes) de la cual Nabucodonosor I (1124-1103) fue su rey más prestigioso. Años después, los arameos, que habían invadido Asiria, cayeron también sobre Babilonia, llegando uno de sus jefes, Adad-apla-iddina (1067-1046), a ser rey. Siglos más tarde, con Nabu-nasir (747-734) se iniciaba la IX Dinastía, caracterizada toda ella por su dependencia de Asiria

El arte de la edad neoasiria

Tras largos años de inestabilidad política, Tiglat-pileser III supo emprender las adecuadas reformas para el despegue económico y político del Imperio asirio, que cristalizarían más tarde, a finales del siglo VIII a. C., bajo Sargón II. Con este rey, Asiria conocería su última etapa de poderío, dominando toda Mesopotamia y Siria y teniendo bajo control a Fenicia y Palestina. En el año 612, fuerzas combinadas de medos y caldeos fueron capaces de acabar con la existencia de Asiria como Imperio.

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, especialmente durante el reinado de los grandes reyes sargónidas, con quienes Babilonia fue la capital de una provincia del Imperio neoasirio. Al derrumbarse este, los caldeos (una federación de tribus arameas) lograron apoderarse de la ciudad de Marduk instaurando la X y última Dinastía, que aún dio años de esplendor, sobre todo con Nabucodonosor II

Nabucodonosor

Rey de Babilonia (604-562 a.C.) y sucesor de Nabopolasar. Es el reinado más importante al conseguir dominar todo el Creciente Fértil. Se enfrentó a Egipto, sitió y tomó Jerusalén, atacó Fenicia y desarrolló una interesante política de recuperación nacional.

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(604-562). Finalmente, el persa Ciro II, en el 539, puso fin al Imperio neobabilónico, iniciándose a continuación el definitivo ocaso de Babilonia. De todo este largo período (1156-539), que estuvo dominado prácticamente por arameos y asirios, apenas nos han llegado restos arqueológicos y artísticos, dadas las sucesivas destrucciones que tuvieron que soportar las ciudades babilónicas. Es de esperar, sin embargo, que las excavaciones actualmente emprendidas en diferentes puntos del centro y sur, de Iraq (sobre todo las que se realizan en Sippar y Babilonia) puedan proporcionarnos en un futuro muy cercano el material que precisamos para evaluar el nivel artístico que se alcanzó durante aquellos seis largos siglos.