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Datos principales


Rango

América borbónica

Desarrollo


Tuvo mejor suerte que Santo Domingo, reflejando débilmente el brillo cubano: plaza fuerte, desarrollo azucarero y cafetero y aumento poblacional. Sus fortificaciones notables se hicieron a partir de 1765, aprovechando los situados remitidos desde México y llegaron a cifrarse en unos 377.000 pesos anuales. San Juan terminó por configurarse como la mejor plaza defendida del Caribe, después de Cartagena, lo que le permitió hacer frente con éxito a la invasión de la flota británica del almirante Henry Harvey, en 1797, quien había conquistado Trinidad y pretendía hacer lo mismo con Puerto Rico. A su economía ganadera se unió la agricultura comercializable. Además de los tradicionales cultivos de caña de azúcar y de tabaco, se añadió desde 1736 el café y con buenos resultados. La libertad de comercio con los siete puertos españoles decretada en 1765 y la libre introducción de mano de obra esclava fueron un aliciente para el desarrollo azucarero. Se crearon algunos buenos ingenios y se repartieron tierras a los colonos. Finalmente, Puerto Rico recibió una buena emigración procedente de la cercana isla de Santo Domingo, lo que mejoró notablemente sus ingenios azucareros y sus cafetales. De los 4.000 habitantes con que contaba la isla al comenzar el siglo pasó a 40.000 en 1765, a 103.000 en 1787 y a 150.000 en 1810. Puerto Rico contó también con el extraño renglón económico del corso, que le permitió abastecerse de esclavos, frutos y manufacturas procedentes de las presas. Famoso fue el corsario mestizo Miguel Henríquez, que hizo una fortuna vendiendo las presas que hacía en Saint Thomas, Curaçao y Jamaica. Llegó a tener cinco naves en corso con 500 hombres, con las que escoltaba los situados y avisos del área del Caribe, mereciendo ser condecorado por Felipe V y el nombramiento de capitán de mar y guerra.

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