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Mesoamérica

Desarrollo


Hace unas décadas, las reconstrucciones sobre los antiguos mayas defendían un modelo productivo de agricultura extensiva de tumba y quema (milpa), siguiendo un patrón similar al vigente hoy en la región. Este modelo tenía consecuencias restrictivas a la hora de analizar las grandes poblaciones concentradas en centros urbanos y para la definición del estado en esta zona. A mediados de los 60 surgió una nueva visión en relación con el sistema productivo y el patrón de asentamiento, alterando las ideas tradicionales sobre esta sociedad. Así, se estableció que los mayas utilizaron agricultura extensiva de ciclo largo y de ciclo corto, según los factores demográficos a los que se vieran sometidos. Estas prácticas consistían en clarear un terreno en el bosque y quemar los grandes árboles, sembrando sobre las cenizas en los comienzos de la estación lluviosa; sin embargo, este sistema obliga a dejar en barbecho el terreno durante un largo periodo (12 a 18 años), con el fin de que se regeneren los suelos del bosque tropical. La gran cantidad de tierra requerida por cada familia para obtener alimento de manera continua es un factor que impide la formación de grandes núcleos de población a los pueblos que la practican. En ocasiones, los mayas también emplearon la arboricultura como sustituto del maíz, en especial el fruto del ramón (Brosimun alicastrum). Los productos de la caza, la pesca en las costas y la recolección complementaron la dieta de las comunidades mayas.

A inicios del Formativo Tardío se hizo necesario introducir formas intensivas de producción de alimentos, en particular relacionadas con la agricultura. De este modo, los agricultores aprovecharon las márgenes de los pantanos y de las concentraciones de agua formadas durante la estación húmeda con el fin de obtener suelos mejor irrigados y más ricos, pudiendo conseguir en ocasiones dos cosechas anuales. También, como ocurrió en Río Bec, cultivaron jardines en torno a sus casas -cortijos-, donde plantaron otras plantas que requerían mayor cuidado y que diversificaban su dieta. En la misma región y en las montañas en torno al sitio de Caracol, fueron modificadas numerosas colinas con el fin de contener terrazas agrícolas que aumentaran la producción, a la vez que frenaran la erosión. Sin embargo, el carácter verdaderamente intensivo de la agricultura vino de la mano de los drenajes y de las modificaciones realizadas en torno a las zonas acuáticas, dando lugar a un sistema que se ha denominado de campos levantados, de gran similaridad a las chinampas del centro de México. Consisten éstos en concentraciones artificiales de tierra limitadas por canales de agua y situadas en márgenes de ríos y pantanos. Con este sistema, se asegura una suficiente cantidad de tierra fértil bien irrigada, de manera que no es necesario el barbecho en el trabajo de los campos, obteniéndose una producción abundante para alimentar a los ocupantes de los grandes núcleos urbanos.

Los bajos de Belice, la región de Río Bec, las márgenes del Candelaría y otros lugares, tuvieron este sistema intensivo en la agricultura. La unidad mínima de residencia de los antiguos mayas fue la casa, identificada por medio de pequeños montículos de tierra y piedras recubiertos de arcilla. Estas construcciones, de no más de 0,50 m de altura, sostuvieron en el pasado chozas rectangulares de carácter perecedero en las que habitó la población campesina, sea dispersa por el paisaje, sea en los centros urbanos. Esta unidad de habitación puede estar aislada o asociada a otras en torno a un patio, formando un conjunto residencial ocupado por familias extendidas. En ellos, no todos los edificios son viviendas, sino que existen almacenes, cocinas y residencias. Varios de tales conjuntos están ocupados por un linaje. Este es el sistema básico de asentamiento de los centros mayas, con variaciones en tamaño y volumen, pero cuyos lazos de parentesco y la especialización en las funciones que jugaron en la sociedad fueron un factor de cohesión y de integración social. Cuando estos conjuntos residenciales alcanzan un mayor grado de complejidad, con espacios más amplios y edificios más elaborados, se forman pequeños centros cívicos, dirigidos por elites locales. Estos incluyen pirámides escalonadas y grandes edificios residenciales para los dirigentes del asentamiento. La categoría más compleja de asentamiento corresponde a los centros cívico-ceremoniales o ciudades, que integraron social, política, económica e ideológicamente amplios territorios. En ellos se incluyen templos, palacios, estelas, juegos de pelota, altares, calzadas, plataformas, grandes depósitos de agua, fortificaciones, arcos, torres y una amplia gama de edificios y conjuntos, los cuales reproducen siempre los grupos residenciales. La diversificación en tamaño urbano y de los edificios que contienen, la cantidad de restos escritos y de elementos complejos de cultura material, manifiestan que algunos centros ejercieron un dominio político o económico sobre otros, siendo los más complejos capitales regionales.

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