Compartir


Datos principales


Rango

El Imperio Bizantino

Desarrollo


Uno de los principales objetivos de Basilio y León será la puesta en marcha de una profunda reorganización administrativa y la promulgación de nuevas compilaciones legislativas, a la vez que se restablecía la concordia con Roma, sellada en el Concilio de Constantinopla del año 869, octavo de los llamados universales. También hay que destacar el protagonismo que alcanzaron las relaciones con la Bulgaria del zar Simeón (893-927), que creó momentos de gran peligro para la independencia política del imperio aunque en los planos religioso y cultural aceptaba plenamente su modelo e influencia: después de su derrota frente a Simeón en Bulgarophygon (896), los griegos hubieron de soportar el aumento de la piratería musulmana en el Egeo, y un intento de asalto de Constantinopla en 907 por los ruso-varegos, que, en otras ocasiones, servían en su flota. Constantino VII Porfirogéneta (911-959) defendió su capital de un fuerte asedio búlgaro en el año 913. En la paz que siguió, Simeón, nombrado basileus de los búlgaros y futuro suegro del emperador, alcanzaba una posición política elevadísima desde el punto de vista bizantino, pero aquellos acuerdos pacificadores no se cumplieron y el zar búlgaro volvió a la guerra desde el año 917 (victoria de Anchialos), se hizo con el dominio de casi todo el espacio balcánico y asedió de nuevo Constantinopla en el año 924, sin éxito debido a la falta de medios navales.

El rey Tomislav de Croacia (910-928) abrió un nuevo frente en ayuda del Imperio y Simeón murió antes de superar las dificultades. La situación económica y social de Bulgaria era muy mala después de aquellos años, y las tensiones sociales encontraron, una vez más, un vehículo religioso entre los adeptos a las predicaciones de Bogomil, de carácter maniqueo e inspiradas directamente por el paulicianismo, que eran contrarias al cristianismo ortodoxo y al control del poder y la riqueza por la aristocracia y los monjes. Los bogomilos, como los paulicianos, tenían adeptos, sobre todo, entre los campesinos y en cierto modo daban cauce a formas de lucha social, no sólo de disensión religiosa. Pedro (927-969), sucesor de Simeón, consiguió los principales objetivos políticos, sin embargo: la paz, el pago de un tributo, el reconocimiento del título de zar, el matrimonio con una princesa imperial hija de Romano Lecapeno, y la autocefalia para la iglesia búlgara. Pero el influjo bizantino se reanudó e incrementó desde entonces más al Oeste, en Serbia, e incluso en ciertos momentos en Croacia, aunque este último territorio era un reino independiente desde fines del siglo IX y adoptó el cristianismo latino.

Obras relacionadas


Contenidos relacionados