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Rango

UnidadGrecia

Desarrollo


Cuando Alejandro emprendía la persecución de Darío hacia las Altas Satrapías, tuvo conocimiento de que, después de deponerlo de la realeza, Beso mismo había sido el responsable de su muerte, al tiempo que se presentaba simultáneamente como interlocutor de Alejandro y sucesor del Rey. Alejandro no podía admitir la presencia de un interlocutor diferente. Él mismo se convierte ahora en el vengador de la muerte de Darío y en el encargado de recuperar los territorios sobre los que los persas mantenían las pretensiones. Alejandro entra así en una nueva etapa, en que aparece como conquistador de la Partia, donde la forma de actuar con las aristocracias comienza a identificarse con la de las monarquías orientales, en que el rey, apoyado en las aristocracias es, al mismo tiempo, fundador de ciudades, como individuo portador de poderes carismáticos, capaz de dar nombres a las ciudades nuevamente fundadas, portadoras del nombre personal del Rey, Alejandrías variadas que señalan su itinerario. Alejandro penetra hacia Aria, Drangiana, Aracosia, Bactriana y Sogdiana, hacia el año 329. La historia de las conquistas de Alejandro se convierte en la de la expansión sobre territorios ocupados por pueblos primitivos, cuyas estructuras se encuentran al margen de cualquiera de los procesos civilizadores llevados a cabo hasta ese momento en la historia de los pueblos del próximo oriente asiático, sólo conocida por su sumisión al poder de los grandes imperios.

Entre los episodios más notables, se encuentran los enfrentamientos con Espitámenes, símbolo del encuentro entre culturas radicalmente opuestas, que tuvo como escenario privilegiado la ciudad de Maracanda, luego Samarcanda, lugar donde entran en conflicto diferencias profundas en la concepción de las relaciones humanas. Desde el punto de vista territorial, Alejandro alcanzó así los límites del imperio persa, mientras que en el plano personal adoptaba el papel de sucesor y heredero del rey persa. Alejandro lucha contra los escitas, los musagetas, los corasmios, los sacas y los dardas, mata a Beso como usurpador, acusado de la muerte del Gran Rey, cuya sucesión correspondería al propio Alejandro. A Espitámenes, que se ha erigido como nuevo representante de las fuerzas opositoras a Alejandro en Oriente, lo matan los mismos bárbaros, convencidos de que las nuevas fuerzas personales no se distinguen de las viejas y tradicionales, procedentes de los pueblos persas.

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