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Datos principales


Rango

GreciaClásicaII

Desarrollo


El periodo de la guerra que ocupa los años 431-421 recibe habitualmente el nombre de guerra arquidámica, a causa del rey espartano que dirigió los ataques durante los primeros años, que de algún modo marcaron las características de todo el decenio, superioridad marítima y terrestre de atenienses y espartanos respectivamente, sin llegar a un enfrentamiento definitivo en un terreno donde las fuerzas de unos y de otros pudieran medirse de manera equiparable. Los planes espartanos buscaban una victoria terrestre atacando el Atica para que, por otra parte, los atenienses tuvieran que abandonar sus acciones de control naval con la intención de proteger el territorio propio. Sin embargo, Pericles tomó la determinación de no hacer frente a los ataques para evitar la eficacia buscada por sus contrincantes, que pretendían que así quedaran liberadas las ciudades del imperio. El ateniense pensaba que la ciudad podía prescindir de sus relaciones con el interior y vivir del imperio, en lo que seguía una línea de pensamiento que en cierta medida había sido ya la defendida por Temístocles. Mientras los espartanos atacaban el Ática por tierra, la flota ateniense podía dedicarse a atacar las costas del Peloponeso. La estrategia de Pericles, relativamente conservadora, ponía en duda la eficacia de la estrategia de Arquidamo. Ahora bien, también resultaba peligrosa para los propios atenienses, pues la teoría de la Atenas urbana frente al Peloponeso rural no constituía toda la verdad.

El mismo Tucídides se encarga de hacer saber a sus lectores que todavía entonces una buena parte de la población ática vivía en el campo y, cuando Pericles propuso que abandonaran sus tierras, sus casas y sus templos, lo hicieron de muy mala gana. Todavía en el año 425, el personaje principal de los "Acarneos" de Aristófanes, Diceópolis, se quejaba de haber tenido que abandonar la vida del campo, donde, entre otras cosas, se ignoraba el uso del verbo comprar. La guerra y los aspectos sentimentales del abandono de la tierra se complican con el enfrentamiento de la autarquía con la economía donde se imponían los intercambios. Con todo, la estrategia de Pericles causó problemas internos, pero resultó eficaz en tanto en cuanto hacía ineficaz la política de bloqueo planteada por Esparta. Tanto es así que el motivo inmediato de la guerra se situó en otro lugar, en Platea, donde el conflicto civil hizo que algunos abrieran las puertas a los tebanos para que apoyaran a los oligarcas, pero el pueblo de Platea consiguió reprimir el movimiento y condenar a muerte a los traidores, después de haber prometido su salvación. Los atenienses no tuvieron que intervenir para ayudarlos, pero el hecho sirvió de motivo a Esparta para asediar la ciudad. La guerra civil o stasis llevó a la guerra entre ciudades. La actuación de Arquidamo debió de ser lo suficientemente lenta para que, de acuerdo con los planes de Pericles, se encontrara con los territorios del Ática por los que pasaba completamente desiertos.

Los ejércitos espartanos quedaron en Acarnes a la espera de que la invasión y las acciones devastadoras de las tropas provocaran la reacción ateniense. La política militar planteada por Pericles funcionaba en líneas generales, y no había respuesta. Pero había algunas reacciones que respondían a los aspectos de la sociedad ateniense que no parecen haberse previsto dentro de los planes estratégicos. Ahora surgen, a este propósito, las primeras diferencias entre los ciudadanos. Algunos campesinos veían la necesidad de salir a proteger los territorios, en lo que se encontraban apoyados, según Tucídides, por los jóvenes que pretendían poner en práctica allí las tácticas militares para las que se hallaban adiestrados, modo de afirmación de su identidad ciudadana. Pericles reaccionaba con el envío de tropas de caballería para que evitaran la excesiva proximidad de los enemigos a la ciudad. A pesar de las circunstancias negativas, Pericles mantenía su actitud prudente, aunque tenía que evitar que fueran demasiado frecuentes las reuniones de la Asamblea. Los hoplitas, humillados, hacían notar sus voces y se fraguaba una cierta alianza ente ellos y la aristocracia ecuestre, frente a los intereses marítimos que influían en la línea marcada por Pericles. Según Plutarco, en la organización de formas de oposición sistemáticas estaría presente la figura de Cleón, aunque será difícil encuadrar tal actitud dentro del panorama político que parece vislumbrarse en estos momentos en la ciudad.

Posteriormente, su actitud será más bien cercana a la que, colectivamente, podían representar los thetes. El año 430 se siguió la misma estrategia, aunque con más vigor por ambas partes. La invasión dirigida por Arquidamo llegó hasta la región de Laurio, donde las minas de plata constituían un importante apoyo financiero para la política imperialista. De este modo podían sentirse afectados los cimientos del sistema. De forma inmediata, sin embargo, fue más grave la difusión de una epidemia, que se conoce habitualmente como peste, aunque no es fácil determinar su verdadera naturaleza. Era en definitiva un nuevo aspecto negativo de la estrategia de Pericles, causado o por lo menos acentuado por el hacinamiento en la ciudad de las masas procedentes del campo. Otro efecto fue que ahora eran esas masas las que influían en las decisiones de la asamblea. Así puede explicarse la oscilación producida en sus votaciones, que se inclinan a favor de someter a juicio a Pericles y hacerlo perder la estrategia, para luego llamarlo de nuevo, en circunstancias oscuras, que demuestran cómo, ya en su tiempo, se notan los efectos internos de la guerra. Curiosamente, tales circunstancias coinciden con los momentos de mayores éxitos, la toma de Potidea tras un largo asedio y el establecimiento de clerucos, al tiempo que Formión vencía a la flota peloponesia en Río, cerca de Patras, y aumentaba así el control del golfo de Corinto y la protección del asentamiento de Naupacto.

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