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Datos principales


Rango

Paleolítico Superior

Desarrollo


Dentro del núcleo de Europa occidental, durante el Magdaleniense la Península Ibérica forma parte del conjunto cultural, aunque presente características específicas. En la región cantábrica se reduce la secuencia a dos períodos: Magdaleniense Inferior Cantábrico y Magdaleniense Superior Cantábrico. El Magdaleniense Inferior Cantábrico es, en parte, contemporáneo del Solutrense. Hacia el año 16.000 a.C. tenemos aún la presencia de niveles solutrenses y magdalenienses. El Magdaleniense Inferior Cantábrico se caracteriza por esos núcleos raspadores, y útiles similares a los Auriñacienses, también por muchas lascas de cuarcita, que le dan un aspecto arcaico, lo que recuerda el caso del Badegouliense. Abundan los útiles de hueso, con azagayas de secciones cuadradas y redondas ricamente decoradas. También aparecen algunos elementos específicos como los omóplatos de ciervo grabados que nos permiten relacionar los yacimientos arqueológicos con las figuras del mismo tipo representadas sobre las paredes de las cuevas, pudiéndose así utilizar como marcadores cronológicos del Arte Rupestre. Podemos pensar que la decoración debe tener referencias sociales, por lo que podríamos hablar así de grupos estilísticos. La decoración puede ser muy simple, pero otras veces presenta modelos complejos que se repiten bastante. Lo importante sería saber si la decoración responde a un código o no (un tipo de decoración = un grupo) y si es propia de un código individual o colectivo.

Dentro de este conjunto, un yacimiento interesante es la Cueva del Juyo. En ella se descubrió una estructura compleja en la que se encontró una piedra cuya forma recuerda una cara humana. Es una piedra natural, pero lo importante es que se recogió en el exterior y se transporto a la cueva. Junto a ella aparecieron diversos niveles de ofrendas que hacen pensar en algo complejo, vinculado a elementos rituales. Esta máscara responde al mismo modelo que otras descubiertas en yacimientos de arte rupestre como Altamira o el Castillo. La existencia de omóplatos con grabados de ciervas, presentes tanto en los niveles arqueológicos como en las paredes de las mismas cuevas, permiten hablar también de una relación entre ellas. En el Magdaleniense Inferior cantábrico por primera vez hay un aprovechamiento intensivo de los recursos marinos (con restos de conchas de moluscos) como fuente alimenticia. La trucha y el salmón también serían importantes pero sus restos se conservan muy mal. Como en los demás momentos del Paleolítico será el ciervo la especie fundamental como fuente de recursos alimenticios. En el Magdaleniense Superior Cantábrico lo más importante es también la industria de hueso. Paralelo a Francia, lo más característico son los arpones. Sin embargo, encontramos un rasgo regional pues suelen tener una perforación para enmangarlos mientras que en Francia presentan una protuberancia. También aparecen decorados y el número de filas de dientes se ha interpretado como dos periodos pero no está claro.

El Magdaleniense Superior Cantábrico será contemporáneo del Magdaleniense Inferior de la misma forma que el Medio Pirenaico lo es del Superior. Aparece, como dijimos, vinculado al auge del arte rupestre sobre todo durante ese momento de contemporaneidad entre ambos. Los principios del Magdaleniense Superior serán uno de los pocos momentos en que tenemos atestiguado el reno en la Península. Es un momento de máximo frío en el suroeste de Francia lo que provocaría que los renos bajasen y aprovechasen las áreas de marisma dejados por el retroceso de los mares. En la industria lítica la microlitización está muy avanzada destacando yacimientos donde las hojitas de dorso alcanzan más del 70 por 100, por lo que se piensa que incluso algunos arpones podrían ser de madera con dientes de piedra. El Mediterráneo español presenta una serie de problemas. En general la densidad de excavaciones es menor, con lo que no podemos hacer una secuencia con la misma fiabilidad que en la Cordillera Cantábrica, aunque en los últimos años el aumento de las excavaciones nos permite tener una visión más completa. Además es una zona muy grande con una diversidad geográfica, no es lo mismo Cataluña, Valencia, el Suroeste, o Málaga, implicando diferencia internas. Lo que encontramos después del Solutrense se tiende a denominar Epigravetiense por la presencia en importantes cantidades de hojitas de dorso, con raspadores y buriles, y sin industria ósea. Lo único que los diferencia es la ausencia de industria de hueso (Epigravetiense) o si la hay (Magdaleniense). Lo más posible es que Epigravetiense y Magdaleniense representan lo mismo y la presencia de hueso no sea tan característica del Magdaleniense, estando en relación con adaptaciones a la caza de los animales de la zona (cabras) y las características del medio. La presencia de hueso o no en un yacimiento también podría estar relacionada con una ocupación estacional. Destaca de nuevo la Cueva de Parpalló con más de mil plaquetas grabadas y pintadas que abarcan desde el Perigordiense Superior hasta el Magdaleniense.

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