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Datos principales


Desarrollo


La acción de los glaciares durante el Cuaternario produjo una serie de transformaciones en el planeta. La presencia de enormes masas de hielo cubriendo los hemisferios, desde los polos hasta latitudes como las de Berlín, cubriendo toda la península Escandinava, Dinamarca, Escocia, el norte de Irlanda, Canadá, etc., con casquetes de más de 2.000 metros de espesor, alteró las condiciones climáticas profundamente. Las transformaciones van desde el hundimiento de las masas continentales por el propio peso del hielo al descenso del nivel del mar al estar helada el agua. Las zonas continentales se vieron también afectadas por el efecto de los glaciares, erosionando su superficie y transportando grandes cantidades de sedimentos hacia zonas más al sur. También se alteró el sistema fluvial, el descenso del nivel de los mares obligó a los ríos a reformar su perfil, erosionando zonas y depositando materiales en otras. La desaparición de los bosques, convertidos en tundra de suelo permanentemente helado o permafrost, los convirtió en áreas erosionadas por el viento de los frentes polares que arrastraron su polvo hacia el sur. Este polvo, denominado loess, formó las grandes llanuras de Centroeuropa, China o Estados Unidos, dando origen a los fértiles suelos de estos países. La dinámica de las grandes épocas glaciares modificó la superficie de los lugares cubiertos de hielo bien por erosión, bien por acumulación. La erosión glaciar acentuó el relieve fluvial antiguo, excavando las cuencas y dando lugar a cuencas en U características del relieve glaciar.

Los glaciares son auténticos ríos de hielo y su comportamiento es a veces semejante al de los propios ríos. Donde el substrato es duro se forman rápidos y cascadas. El movimiento de los glaciares depende de su masa, de su sección y de la inclinación del substrato. Su velocidad oscila desde los 30 centímetros por día en los Alpes a los dos metros diarios en Groenlandia. También, como en los ríos, su velocidad es mayor en el centro que en los lados, frenados por las rocas de las orillas. Por eso se forma un frente de erosión que roe las paredes rocosas y arrastra los materiales hacia los frentes. La acción de bloques rocosos sobre las paredes forma estrías y muescas que permiten deducir la dirección del glaciar. Los restos transportados por los glaciares en su superficie, en su interior o delante de él, se depositan pronto por el propio efecto de su desplazamiento. Durante la marcha del glaciar estos restos se organizan tanto delante como a los lados, formando acumulaciones conocidas como morrenas. Denominándose morrenas superficiales o morrenas de fondo, según se sitúen en la superficie o debajo del mismo. Las morrenas superficiales forman las morrenas laterales, producto de la acción del glaciar sobre las paredes rocosas. A veces la conjunción de varias lenguas glaciares forma morrenas centrales con las morrenas laterales de dos de estas lenguas. Las morrenas de fondo son las más importantes. Se forman partiendo de los materiales de las cuencas de formación o de los materiales descendidos hacia el fondo a través de las grietas.

El aspecto del material de las morrenas de fondo es distinto al de las superficiales. Sus materiales se muelen una y otra vez por la presión y el movimiento, formando sedimentos arcillosos con algunos bloques muy redondeados o estriados. Cuando el glaciar se retira, deja las morrenas de fondo muertas. Así, la forma habitual de estas morrenas es una masa arcillosa con bloques. También se encuentran depósitos en forma de muros o en arco en el frente del glaciar, dependiendo de la propia morfología del glaciar. Mientras que parte de los materiales se aportan por las aguas del fondo del glaciar, otra parte se acumula en masas delante de los glaciares. Ésta es la morrena frontal. Puede ser tanto de acumulación como de retroceso. Las primeras presentan a veces estratificación y materiales groseros que pasan a materiales no estratificados. Normalmente los ríos infraglaciares aportan arenas y arcillas bien clasificadas. Las morrenas de retroceso tienen su origen en la retirada de los frentes. Sus materiales son más finos al no haber nuevos aportes, dominando el componente fluvial a veces con la presencia de materiales lacustres. Éstos forman series sedimentarias que reflejan el ciclo anual de helada y deshielo y que se denominan varves. A veces se producen grandes derrumbes de bloques de gran tamaño, llegando a los cientos de toneladas que el glaciar abandona en su retirada, y que pasan a denominarse bloques erráticos. La acción de los glaciares y del agua que corre por debajo de los mismos produce una serie importante de efectos, que al retirarse permiten deducir su presencia. Uno de ellos son los drumlims. Éstos son pequeñas lomas, más o menos elípticas, orientadas en la dirección de los glaciares y formadas por materiales de las morrenas de fondo. Otras formas típicas son las rocas aborregadas, rocas pulidas que evocan el dorso de estos animales. Por lo general, del lado enfrentado a los hielos están pulidas y presentan una pendiente suave. Los eskers son montículos en forma de muro que siguen una determinada dirección y están compuestos de arenas, gravas y cantos. La presencia de estratificación y el carácter rodado de los materiales gruesos indican un origen fluvial, de ríos interglaciares.

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