Monumento a Eloy Gonzalo

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Datos principales


Fecha

1901

Autor

Aniceto Marinas García

Lugar

Madrid

Localización

Madrid

Localización


Desarrollo


El monumento a Eloy Gonzalo es una escultura pública ubicada en la Plaza de Cascorro, junto al famoso mercado de El Rastro en Madrid. Consta de una estatua de bronce de cuerpo entero sobre un pedestal de piedra y mármol, obra del escultor Aniceto Marinas, con el pedestal diseñado por el arquitecto José López Sallaberry. Representa a Gonzalo vestido con el uniforme de campaña de la Guerra de Cuba (el “rayadillo”), portando un fusil Mauser al hombro, una lata de petróleo en un brazo y una antorcha encendida en la mano, además de llevar una cuerda atada a la cintura, símbolo de que estaba preparado para ser recuperado si caía en la acción. El conjunto mide varios metros y fue inaugurado el 5 de junio de 1902 por el rey Alfonso XIII como parte de una serie de esculturas públicas en la ciudad. 
En el pedestal se puede leer la inscripción del Ayuntamiento de Madrid dedicándolo a Eloy Gonzalo y la mención a “Cascorro 1897”, el lugar de la hazaña que lo hizo famoso.
Eloy Gonzalo García (Madrid, 1868 – Matanzas, Cuba, 1897) fue un soldado español conocido como el “Héroe de Cascorro” por una acción casi suicida durante la Guerra de Independencia de Cuba (1895-1898). Nacido en Madrid y criado desde muy joven en condiciones humildes —incluso en una inclusa— trabajó en varios oficios antes de alistarse en el ejército. 
Durante el asedio de la localidad cubana de Cascorro por fuerzas independentistas en septiembre de 1896, Gonzalo se ofreció como voluntario para infiltrarse en posiciones enemigas con una lata de gasolina para incendiar un almacén clave.

Se ató con una cuerda a la cintura para que sus compañeros pudieran rescatar su cuerpo si moría, pero logró regresar tras prender fuego al objetivo. Su acción fue ampliamente reconocida en España, y recibió la Cruz de Plata al Mérito Militar.
Poco tiempo después, murió en el Hospital Militar de Matanzas en junio de 1897, posiblemente a causa de una infección intestinal o disentería agravada por las condiciones de campaña.
Tras su muerte, el Ayuntamiento de Madrid decidió erigir un monumento en su honor, y la Plaza de Cascorro acabó siendo conocida por su hazaña, conmemorando su valentía en uno de los episodios más recordados de la participación española en la guerra de Cuba.

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