Iglesia del Colegio Imperial

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Datos principales


Fecha

1622

Autor

Pedro Sánchez

Lugar

Madrid

Localización

Madrid

Localización


Desarrollo


La iglesia del Colegio Imperial, fundado por la emperatriz María de Austria (actual catedral de San Isidro), es la obra de Pedro Sánchez más significativa en Madrid. Iniciada en 1622, cuando Sánchez murió el edificio estaba levantado hasta la cornisa, presentando una concepción dependiente del modelo jesuítico definido en el Gesù de Roma. Le sucedió en la dirección de los trabajos el también jesuita Francisco Bautista, a quien se debe parte del alzado y de la fachada, y la cubierta del templo, que fue consagrado en 1651. Bautista mantuvo la línea italianizante del edificio, mostrando un claro interés por los elementos decorativos. Así se aprecia en el diseño de los capiteles, en los que definió una personal fórmula utilizando doble hilera de hojas de acanto con molduras de ovas. Concebidos con gran libertad, según Ceballos son de origen retablista o carpinteril. Destaca también la monumentalidad de la fachada, recorrida por pilastras y columnas de orden gigante, en las que aparecen sus típicos capiteles. Dos torres con balaustrada intermedia rematan el conjunto. Mención especial merece la gran cúpula que levantó Bautista sobre el crucero, creando el primer ejemplo de la llamada cúpula encañonada. Se trata de una falsa cúpula formada por un armazón de madera recubierto de yeso, que podía apoyarse por su ligereza en muros de escaso grosor, lo que abarataba considerablemente el coste de la obra. Por este motivo, coincidente con la precaria situación de la economía española de la época, alcanzó gran éxito, y su uso se generalizó en la arquitectura madrileña a lo largo del siglo XVII. Tras la expulsión de los Jesuitas en 1767, la iglesia se transformó en colegiata, cambiando su advocación a San Isidro, y pasando a albergar en su interior los restos de San Isidro Labrador y de su esposa, Santa María de la Cabeza. Con la creación de la Diócesis de Madrid-Alcalá en 1885, la Colegiata se convirtió en catedral, rango que ostentó hasta 1993, cuando se finalizaron las obras de la catedral de la Almudena -consagrada el 15 de junio de 1993 en una solemne misa oficiada por el papa Juan Pablo II-, volviendo a recuperar el título de colegiata.

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