Foro de César

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Datos principales


Fecha

Siglo I a.C.

Autor

AUTOR ANONIMO,Anonymous artist

Lugar

Roma

Localización

Roma

Localización


Desarrollo


En respuesta a la necesidad de ampliar el viejo Foro Romano, insuficiente ya para las actividades públicas y comerciales de la capital del mundo, César dotó a la ciudad de una gran plaza, aneja a la primera, que la posteridad había de conocer como Forum Iulium, no terminada del todo hasta el principado de Trajano. Tenía la forma de un rectángulo muy largo (160 por 75 metros), al pie de la ladera oriental del Capitolio, y la presidía un gran edificio, el templo de Venus Genetrix, pretendida antepasada de los Julios. Como era habitual entre los nobles romanos, César explotaba a su familia y a la religión ancestral para su política y su prestigio: "De Venus descienden los Julios, de cuyo linaje es nuestra familia", solía alardear. El templo se convirtió en arquetipo de los construidos por futuros emperadores: períptero corintio, de mármol, sobre podio alto, sin pórtico en la cabecera y con ábside para la estatua de culto. El templo monumental, prometido por César en vísperas de la Batalla de Farsalia, presidía la plaza del nuevo foro, semejante al de Pompeya y de inspiración helenística como éste. Pero la relación entre el templo y la plaza era distinta y típicamente romana. Aquél se unía a ésta por medio sólo de su fachada, renunciando a la independencia que aún tenía en sus precedentes helenísticos (v. gr. en el santuario de Hércules en Tívoli). El Foro de César es el núcleo de los Foros Imperiales, que culminarán en el de Trajano, expresión cimera del poder y de la gloria de los amos del mundo. Sólo la hilera de tabernae alineadas a mano izquierda del foro, detrás del pórtico, recuerda las viejas funciones comerciales de estas plazas. Por lo demás, el foro no oculta su propósito de perpetuar la personalidad y la obra de su creador. En el centro de la plaza se alzaba la estatua ecuestre del dictador, ante el templo de su divina antepasada, Venus Genetrix. La estatua de la diosa, instalada en el ábside del templo, era obra de aquel Arquesilao cuyos bocetos alcanzaban, según Plinio, precios astronómicos.

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