Pastel

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Desarrollo


El pastel apareció en el siglo XVI, como una derivación del clarión, un lápiz de colores. El pastel consiste básicamente en pigmentos secos en polvo, moldeados en una barrita que se cohesiona mediante una goma o resina. Sin embargo, carece de los aglutinantes que poseen técnicas como el carboncillo, el óleo, etc. Esto hace que sea tremendamente difícil de adherir a la superficie pictórica, que suele ser un papel poroso. El medio de asegurarla es emplear un fijador, pero le resta brillo al pastel y falsea los colores.El pastel es muy apreciado por la delicada gama de colores que ofrece y por una característica otorgada por su propia fragilidad: al carecer de aglutinantes, el color de la barra es exactamente el mismo que obtendrá el artista tras su aplicación. Además, no necesita ser preparada con antelación y tampoco requiere de tiempo de secado. Esto permite trabajar a gran velocidad con trazos espontáneos y directos.Las cualidades del pastel no compensaron sus dificultades técnicas, por lo que su uso ha estado muy limitado durante la historia. Los momentos en los que tuvo mayor apogeo fueron durante el auge del retrato en la Francia del dieciocho, y por los impresionistas, a los que sirvió por su facilidad de aplicación y la espontaneidad que les permitía a la hora de captar los infinitos cambios del paisaje o la figura.

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