Tula

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Datos principales


Tipo

Pueblo o ciudad

Antecesor

México

Localización


Desarrollo


Situada en el Estado mexicano de Hidalgo, a unos 60 kms. al norte de Ciudad de México, y a la misma distancia de Teotihuacan. La zona por la que se extendió su dominio alcanzó parte del Valle, recorrido por las aguas de un río que recibe asimismo el nombre de Tula. Fue construida sobre un cerro en el que se abre una gran plaza en torno a la cual se elevan varios edificios importantes del antiguo centro ceremonial, de modestas dimensiones en comparación con otros de la misma etapa. Los primeros habitantes de la región en donde se encuentra asentada Tula llegaron alrededor del 700 d.C. procedentes de la parte noroccidental, que limitaba con Mesoamérica; probablemente eran de origen chichimeca. Estos grupos étnicos llegan a adoptar las deidades mesoamericanas y las técnicas agrícolas de la región. Tiempo después llegaron los nonoalcas, pueblo de habla náhuatl que rendía culto al dios Quetzalcoatl. La fusión de ambos puso las bases de lo que posteriormente serán los toltecas. La tradición afirma que la ciudad se fundó en el 968, año en que el soberano Ce Acatl Topiltzin, posteriormente Quetzalcoatl, decidió erigir una nueva capital que sustituyera a Colhuacán. Tula también recibió el nombre de Tollan ("lugar de Tules" o sencillamente "ciudad") y Tollan-Xicocotitlán ("Tula cercano al Xicuco"), lugar mítico que aparecía con insistencia en varios documentos prehispánicos. Al principio se trató de una simple aldea que comenzó a crecer con la caída de Teotihuacan, pasando a llamarse Tula en el Horizonte Post-Clásico.

Las fuentes etnohistóricas hablan de grupos semibárbaros (los chichimecas) que, procedentes del norte de Mesoamérica y comandados por su jefe guerrero Mixcoatl ("Nube Serpiente"), padre de Ce Acatl Topiltzin, conquistaron el valle de México, Morelos e Hidalgo y se asentaron en la posteriormente llamada Tula. Durante su periodo de mayor apogeo, los toltecas alcanzaron el norte y occidente del Altiplano Central, el Bajío, la zona del Golfo de México, el noroeste de Yucatán y el suroeste de lo que es actualmente los Estados Unidos. A mediados del siglo XI llegó al poder Huemac, último gobernante de la ciudad, quién tuvo que hacer frente a sequías, hambrunas, guerras y toda una serie de infortunios que terminaron con la caída de Tula en 1168. Sin embargo, siempre mantuvo población, siendo ocupada posteriormente por los aztecas, quienes consideraron a los habitantes toltecas que habían permanecido en ella tras su caída como seres superiores. El periodo que va del año 900 al 1100 será el de máximo apogeo tolteca y en el que se llevarán a cabo las principales construcciones. El centro ceremonial contaba con templos, plazas, altares, juego de pelota y palacios. El trazado urbano cubría unos 16 kilómetros cuadrados de superficie, con zonas de culto religioso, administración, talleres de artesanos, barrios residenciales y zonas de reunión, extendiendo su dominio hacia los cerros cercanos como, por ejemplo, el Xicuco. Entre sus elementos innovadores se encuentra el de la escultura; los chac mool y los atlantes (de alrededor de 4,50 m.

) eran esculturas monolíticas antropomorfas que hacían las funciones de columnas. Desde el punto de vista arquitectónico se nota la influencia de Teotihuacan, principalmente, en el uso del talud y tablero para las construcciones. La aportación tolteca más importante fue el "espacio interior", es decir, la creación de espacios interiores más amplios gracias a techos sostenidos por columnatas. El centro ceremonial es donde se ubican los edificios más importantes; consta de cinco estructuras principales, con dos juegos de pelota (del 650 aproximadamente), los denominados edificios B y C, y el Palacio Quemado (destruido en 1168). La plaza central de unos 120 m. de lado contaba además con un altar en el centro de la misma. La construcción más imponente de Tula es el edificio C o Templo de Tlahuizcalpantecutli, venerado en su aspecto de "estrella matutina". El Templo del Sol o Tezcatlipoca blanco y el Templo de Quetzalcoatl completan el panorama arquitectónico. También la cerámica ocupa un lugar de honor en el arte tolteca; destacan las ollas, figurillas aplanadas, esculturas huecas y vasijas con la efigie de Tláloc, con variaciones de color que van del café al naranja y al rojo.

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