Praga

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Datos principales


Tipo

Pueblo o ciudad

Antecesor

República Checa

Localización


Desarrollo


Capital de la Bohemia Central y de la República Checa. Se encuentra junto al río Moldava, en el corazón de Bohemia y, como le sucede a Roma, abarca siete colinas. Los primeros habitantes de la zona circundante al valle de Moldava (500 a.C.) fueron los celtas. Los primeros eslavos aparecieron alrededor del 500 d.C.; sus luchas internas desembocaron en el surgimiento de la primera dinastía, la de los Premyslidos (800), quienes construyeron los primeros asentamientos fortificados. Los orígenes de la ciudad debemos buscarlos en el siglo IX, cuando dicha dinastía se estableció en Vysebrad, al sur de la moderna ciudad. A principios del siglo X se había transformado ya en una bulliciosa ciudad con una gran plaza del mercado (la plaza de la Ciudad Vieja) y dos ciudadelas (el castillo de Praga y Vysehrad). Precisamente, el barrio de Malá Strana, que surge abajo del castillo junto a la margen izquierda del río Vltava, es uno de los más ricos en restos arqueológicos, pues se han encontrado fortificaciones del siglo X que demuestran que este barrio ya era un asentamiento importante hace más de mil años. Dicho barrio comunicaba con la Ciudad Vieja mediante el puente de Judit. Por aquel entonces Malá Strana (Praga Pequeña) formaba, juntamente con el castillo, el núcleo de Praga. Por otro lado, ya desde este siglo, nos encontramos con núcleos de población judía repartida por la ciudad: en el castillo de Vysehrad y, posteriormente, en lo que sería la Ciudad Pequeña Praguense y en la Playa Mayor de la Ciudad Vieja donde, según las crónicas, desde el año 1091 se distinguían dos comunidades en cuyos marcos los judíos edificaron sus propios sistemas administrativo y religioso, construyendo escuelas y sinagogas.

La principal y más antigua es la llamada Viejo Nueva (1270). Los primeros gobernantes de la ciudad fueron los Premyslidos, cuyas vidas acababan, con frecuencia, de forma violenta; en el 935 el príncipe Wenceslao fue asesinado por su hermano pagano Boleslao. Posteriormente, se le canonizó y actualmente es venerado como el principal santo patrón de Bohemia. Durante la Edad Media, Praga vivió una época de oro, principalmente, durante el reinado de Carlos IV, de la dinastía de los Luxemburgo y nombrado rey de Bohemia y Sacro Emperador romano; con este monarca culto y sabio, la urbe creció hasta superar a Londres o París en tamaño, además de llevar a cabo la fundación y construcción de numerosas instituciones, entre ellas la primera Universidad de Europa central. A principios del siglo XV, el país se estremeció ante una gran fuerza combativa, los Husitas, adeptos al clérigo reformista Jan Hus. Estos se dividieron en dos facciones: utraquitas moderados y taboritas radicales, que fueron finalmente derrotados en la batalla de Lipany (1434), cuando preparaban la llegada del moderado rey husita Jorge de Podebrany. En el siglo XVI, tras una sucesión de reyes débiles, los Habsburgo tomaron el poder (1526) e iniciaron una dinastía que duró casi 400 años. Con su ascenso, la población judía comenzó a sufrir los denominados progroms, siendo obligados en varias ocasiones a trasladar su residencia a otros lugares. Por ejemplo, en el año 1541, en tiempos del rey de Bohemia Fernando I, hermano de Carlos I de España y V de Alemania, los judíos fueron desterrados de todos los territorios de la Corona Checa.

Fueron excluidos de la vida política y económica y obligados a vivir en determinadas calles separadas por murallas, lo que conllevo a que su barrio pasara a llamarse ghetto a partir del siglo XVI. Con el advenimiento de los Habsburgo llegó el Renacimiento a Praga. El arte y la arquitectura fueron dominados por los italianos, que gozaban del patrocinio de la Corte imperial y en particular de Rodolfo II. Este excéntrico emperador dejó de lado la política para dedicarse al coleccionismo y la ciencia, lo que propicio revueltas y conspiraciones para destronarlo debido a la anarquía que reinaba. Su muerte desató la guerra de los Treinta Años: en 1619 los nobles checos depusieron al emperador de la Casa de los Austrias como rey de Bohemia y eligieron para sustituirle a Federico del Palatinado. Al año siguiente pagaron su desafío con la derrota en la batalla de la Montaña Blanca, iniciándose la guerra (1620 - 1648). Durante la guerra de los Treinta Años ocurrió un suceso conocido como la Defenestración de Praga: los delegados del Sacro Emperador romano (católicos) fueron lanzados por una ventana del Castillo Real por protestantes bohemios coléricos. Tras la guerra, le siguió un periodo de persecución de los no católicos, llevada a cabo por los jesuitas, quienes restauraron las nuevas iglesias que surgían en Praga en estilo Barroco, y de germanización de las instituciones. La figura más importante de la segunda mitad del siglo XVIII es, sin duda, Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791).

Cerca de Vysehard y al otro lado del río se encontraba su casa, Bertranka, donde residía cuando la visitaba. El siglo XIX constituyó uno de los periodos más gloriosos de la historia de Praga. Liberada del poder de los Austrias, la nación checa redescubrió su propia historia y cultura; la lengua checa, silenciada durante largo tiempo, volvió a ser la oficial, se construyeron grandes monumentos (Teatro Nacional) y se renovaron el barrio judío y la Ciudad Nueva. Una de las victorias del 1848 en contra del poder imperial de Francisco José fue la concesión de derechos ciudadanos y políticos a las comunidades judías de Praga y de otras regiones del reino de Bohemia. Fue por aquel entonces que el barrio judío se incorporó a la Ciudad Capital de Praga (integrada por la Ciudad Vieja, la Pequeña, la del Castillo y la Nueva). Pasó a ser el quinto barrio que, ya en 1784, había cambiado el nombre de Ghetto por el de Josefov, en memoria al emperador José II de Habsburgo, quien le había concedido la autonomía. Sin embargo, la ciudad continuaba siendo gobernada por un poder extranjero hasta que, en 1918, se convirtió en la capital de una República independiente, Checoslovaquia. Sólo 20 años después de su fundación, la recién nacida República se vio envuelta en las maniobras políticas que precedieron la dominación nazi en Europa. Praga salió prácticamente ilesa de los bombardeos de la II Guerra Mundial, ya no como un protectorado nazi sino como una República socialista bajo control de la URSS.

La primera constitución socialista (1948) proclamó la libertad religiosa y prohibió la incitación al odio racial o religioso. La iglesia católica se opuso con firmeza a las leyes que regulaban las instituciones religiosas, pero las comunidades judías las acogieron bien por considerar que garantizaban la igualdad y seguridad financieras. En 1968 el moderado A. Dubcek adoptó el programa liberal de reformas conocido como La Primavera de Praga. El Pacto de Varsovia vio dicho programa como un acto de disidencia, ocupando el país y asesinando a más de 100 disidentes a la entrada de las tropas en la ciudad. Toda resistencia al poder fue brutalmente reprimida. Los intelectuales elevaron su voz exigiendo respeto a los derechos civiles; la denegación de éstos condujo a los disidentes a prepararse para la Revolución de Terciopelo (1989). En 1993 Praga volvió a ser la capital de la República Checa, separada ya de Eslovaquia. El puente de Carlos IV (1357), que une la ciudad antigua con la menor; el Castillo Real (1753) y la Catedral de San Vito (1344 -1929); el cementerio judío, la Iglesia de san Nicolás (1703 -1734) o el palacio y jardines de Wallenstein (1624 - 1630) son algunos de los lugares más interesantes para visitar en esta increíble ciudad.

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