Nüremberg (s. XV-XVI)

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Datos principales


Localización


Desarrollo


Ciudad imperial alemana. Se encontraba en el corazón del Sacro Imperio Romano Germánico, lo que le proporcionó una situación económicamente privilegiada como centro de todas las rutas comerciales, con gran actividad artística. El imperio alemán era una institución teórica y fluctuante, puesto que al poder del emperador se oponían los numerosos príncipes y electores. El hecho de que Nüremberg fuera ciudad imperial hizo que dependiera política y económicamente de la corte. En Nüremberg no existían gremios artesanales, lo que dotó a los artistas de cierta libertad en su relación con los posibles clientes. Esto posibilitó la creación de un mecenazgo similar al italiano. Cuando se produjo el cisma luterano, Nüremberg se convirtió al protestantismo y el mecenazgo cambió de signo: mayor intelectualización, menor ostentación. Nüremberg además fue un importante centro científico, especialmente en astronomía y astrología, puesto que en sus comercios podían encontrarse todos los instrumentos necesarios para la práctica de ambas disciplinas. Otro de los atractivos de la ciudad fue su dedicación a la imprenta. En 1496 era el centro más activo y de mayor importancia. Los profesionales se dividían entre impresores y tallistas de imágenes, que estaban especializados en preparar las planchas de madera y los tacos para las xilografías. La introducción de la calcografía, grabado en metal, se vio apoyado por el floreciente negocio de orfebrería y tráfico de metales preciosos.

La ciudad poseía minas de dichos materiales que fueron explotadas y difundidas a toda Europa. La ciudad se hallaba gobernada por una Ayuntamiento en el cual concurrían las representaciones de las principales familias patricias, que eran cuarenta y dos en el siglo XVI. Bajo ellos estaba la clase de honorables y por debajo, artesanos, comerciantes, trabajadores manuales... La actividad religiosa fue también muy importante. La ciudad poseía dos iglesias parroquiales y numerosas capillas y altares secundarios. El cambio de confesión propició la renovación de altares y adornos de las iglesias. Lo mismo ocurrió en el Ayuntamiento al morir el emperador Maximiliano y sucederle Carlos V: se repintaron los frescos de la sala de reunión con escenas alusivas al nuevo emperador.

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