Nueva Guinea

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Datos principales


Tipo

País

Antecesor

Oceanía

Localización


Desarrollo


La isla de Nueva Guinea está situada en el hemisferio sur, muy próxima a la línea del Ecuador y al norte del continente australiano. Su población es negroide, de nariz ancha y pelo crespo, seguramente emparentada con los aborígenes australianos, aunque estos últimos tienen el pelo mucho menos lanoso y rizado. Políticamente está dividida en dos partes: la mitad occidental, que fue colonia holandesa, se llama en la actualidad Irian Jaya y pertenece a Indonesia; la mitad oriental es independiente y se denomina Papúa-Nueva Guinea. Son las tierras menos conocidas del mundo. En sus costas, constituidas por junglas tropicales y manglares, densos e impenetrables, abundan los tiburones, y en los deltas de los ríos y en las zonas húmedas, los cocodrilos, las sanguijuelas y las víboras de picadura mortal. La malaria e incluso el cólera son frecuentes; muchas de sus tribus han sido, tradicionalmente, caníbales y cazadores de cabezas: es natural que su colonización pareciese a los europeos difícil y poco atractiva y, por lo tanto, se realizase tardíamente. La isla de Nueva Guinea está vertebrada en toda su longitud por una cadena montañosa con picos que sobrepasan los 4.000 m de altitud: son las tierras altas; allí nacen la mayoría de sus caudalosos ríos: el inhóspito Fly o el famoso Sepik. La mayoría de estas tierras, hasta los 3.000 m de altitud, están cubiertas de bosque húmedo, salpicado de fértiles valles, algunos de pasmosa belleza, como el de Baliem, en Irian Jaya.

En los lugares más agrestes hay grupos humanos que continúan viviendo al modo tradicional y apenas han visto gente de raza blanca. En Tep-Tep, por ejemplo, una aldea situada en las montañas cercanas a la costa norte de Papúa-Nueva Guinea, a pocos kilómetros de Wewak, hasta el verano de 1992, sus habitantes sólo habían conocido tres: un entomólogo inglés, especialista en mariposas, y un matrimonio suizo, que estudiaba sus artísticas cabañas redondas de fibra trenzada. El único atuendo que solían vestir los hombres, incluso en las tierras frías de las montañas, era una funda pénica, colmillos de jabalí engarzados de formas variadas y gran profusión de ornamentos vegetales. En las ceremonias rituales se adornaban con espléndidos aderezos de plumas de ave y conchas. En las tierras donde viven los Dani y los Asmat en Irian Jaya, o en las aldeas del curso alto del río Sepik, en Papúa-Nueva Guinea, la vestimenta sigue siendo la misma, pero en aquellas zonas donde puede llegar el turismo, se utilizan las fundas pénicas solamente en los singsings, que son danzas y cantos ceremoniales; también las fabrican para venderlas a los turistas. En muchos lugares los nativos continúan enzarzándose, con arcos y flechas, en sus sempiternas luchas tribales, prohibidas por el gobierno, quien manifiesta su desaprobación, entre otras formas, cobrándoles carísimo si quieren curarse una herida de lanza en un hospital; si no tienen dinero para pagar tiene que sanarles el brujo de la tribu.

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