Amsterdam

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Datos principales


Tipo

Pueblo o ciudad

Antecesor

Holanda

Localización


Desarrollo


Los vestigios arqueológicos más antiguos hallados en Amsterdam datan del periodo romano: unas monedas y objetos sugieren el posible paso de tropas romanas por allí; sin embargo, no existen pruebas de ningún asentamiento humano. Comprensible, pues se trata de una región formada por una serie lagos rodeados de arenas movedizas y ciénagas. Los primeros asentamientos los encontramos en el siglo XII, cuando se establezcan allí pescadores, constructores de presas y granjeros que habilitaron las tierras alrededor del río Amstel con acequias y diques. Fue un asentamiento de pesca antes que de comercio. Las primeras viviendas se construyeron sobre montículos artificiales suficientemente altos para protegerlas de las inundaciones. La urbe creció con rapidez a partir del 1300 y, ya convertida en punto clave del comercio entre los mares del Norte y Báltico, comenzó a destacar también el comercio con Europa. El pequeño pueblo en la desembocadura se fortificó y se enriqueció gracias a un método para curar los arenques durante más tiempo, permitiendo la exportación. La ciudad también comerciaba con la cerveza de Hamburgo. Con la afluencia del dinero también llegaron las luchas de clases y de dinastías, dándose enfrentamientos entre los señores de van Amstel y los condes de Holanda, apoyados por los poderosos obispos de Utrecht. El problema se vio intensificado todavía más con la reforma religiosa. Los Países Bajos estaban bajo mandato de los duques de Borgoña, pero pronto pasaron a control de la casa de Austria gracias a la política de matrimonios.

Hacia el año 1500 Amsterdam había superado a sus rivales y era la primera potencia de la provincia de Holanda. Los reyes Habsburgo españoles, en especial Carlos I y Felipe II, trataron sin éxito de detener la Reforma Protestante del norte de Europa pero no pudieron impedir que los calvinistas se apropiaran del poder en 1578 y expulsaran a los españoles. Un año más tarde, Amsterdam y otras siete provincias norteñas se declararon República Independiente - Holanda- encabezada por Guillermo de Orange. Entre 1580-1740 se da la llamada "Edad de Oro" de la ciudad; el crecimiento se disparó, construyéndose tres grandes canales con espléndidas casas y formando tres anillos alrededor de la ciudad. Las embarcaciones dominaban el comercio marítimo y la pesca en Europa, extendiendo sus horizontes durante el siglo XVI, cuando se instauraron los intereses holandeses en Ultramar. Desde el punto de vista político, Amsterdam firmó una precaria paz con la España católica, provocando tensiones entre los burgomaestres calvinistas de la urbe y la menos religiosa Casa de Orange, dominante en el resto del país. El descubrimiento de América abrió el comercio de la ciudad portuaria hasta el "Nuevo Continente". Su supremacía dentro de los Países Bajos supuso el éxito exterior. Colonizaron el archipiélago indonesio, creando un rentable imperio comercial de especias de Oriente; la Compañía Holandesa de las Indias Orientales llegó hasta Brasil, dominando grandes extensiones de territorio y, en América del Norte, compraron la isla de Manhattan a los indígenas, pasándose a llamar Nueva Amsterdam.

Sin embargo, el poderío marítimo de la ciudad se fue progresivamente apagando debido a la guerra contra Inglaterra, que redujo considerablemente su liderazgo en el mar a partir del siglo XVII. Políticamente, continuó aumentando el descontento hacia la Casa de Orange y, aunque las tropas prusianas aplastaron un levantamiento patriótico en 1787, éstos establecieron una breve República con respaldo francés, que pronto absorbió Napoleón nombrando a su hermano Luis rey de los Países Bajos. Cuando en 1814 las tropas francesas la abandonaron, ésta se había convertido en una ciudad mercantil y provincial, siendo el Reino Unido la dominadora de los mares. Tras la marcha de Luis Bonaparte el país se reagrupó con la Casa de Orange, trayendo a la familia del exilio y declarando la Monarquía en 1813. A pesar del declive del Imperio holandés, los Países Bajos mantuvieron su riqueza y Amsterdam convirtió sus barcos en cargueros comerciales convirtiéndola, a partir del siglo XVIII, en la capital financiera de Europa. durante este siglo, la banca pasó a ser el principal negocio de la urbe en detrimento del comercio. Sin embargo, este nuevo capitalismo hizo aparecer clases indigentes e instituciones de caridad. Por otro lado, la tolerancia religiosa favoreció una oleada de inmigración; tras la expulsión de los judíos de España, muchos decidieron trasladarse a los países del norte que ofrecían unas mayores libertades. Durante los siglos XVII (especialmente tras el tratado de paz entre España y la República) y, principalmente, en el XVIII la emigración judía a los Países Bajos y, en especial, a Amsterdam se hizo todavía más intensa.

A pesar de que su reconocimiento jurídico tardó mucho tiempo en llegar, se consolidaron poco a poco como factor social y económico de significativa importancia, tanto para la ciudad como para la República. Nunca se vieron forzados a vivir en barrios o calles determinadas. En 1657 los judíos fueron reconocidos como ciudadanos de la República Holandesa y en 1672 su número ya ascendía hasta los 5.000, con una población total de la ciudad de doscientos mil. Durante todo el siglo XIX se progresó en el proyecto de constitución liberal y en 1900 el socialismo estaba ya establecido. En la I Guerra Mundial, el país y la ciudad se mantuvieron neutrales, pero, tras unos felices años 20, creció el malestar social debido al aumento del desempleo, lo que motivó que el ayuntamiento emprendiera programas de construcción de viviendas y el Amsterdamse Bos o programa de reducción del paro. En este ambiente surgieron las primeras tensiones entre fascistas, comunistas y anarquistas. Con el estallido de la II Guerra Mundial, de nuevo los Países Bajos optaron por la neutralidad, pero fueron invadidos por los nazis (1940). Las fuerzas de ocupación introdujeron paulatinamente medidas contra la numerosa población judía que habitaba en la urbe, a menudo con la complicidad de las autoridades locales y, pesar de que en 1941 los trabajadores organizaron una huelga en apoyo de sus compatriotas judíos, resultó imposible cambiar el rumbo de los acontecimientos. Únicamente 1 de cada 16 judíos de la ciudad sobrevivió a la guerra, la mayor proporción de toda Europa occidental.

El sur del país fue liberado por los aliados en 1944, pero Amsterdam, al norte, sufrió durante todo el invierno de 1944 - 45. La posguerra se vivió sin sobresaltos, hasta comienzos de los años 60, cuando se convirtió en el centro radical de Europa. Estudiantes, hippies y mujeres demandaron más libertades y derechos, convirtiéndose en la urbe donde todo era posible. Actualmente, es un ejemplo de convivencia interracial, de libertades y de respeto por el medio ambiente y se ha convertido en una de las ciudades con más turismo de Europa, destacando por algunos de sus museos (Nederlands Scheepvaart Museum, Van Gogh Museum, Museum Amstelkring); la Casa de Ana Frank o pasear por sus tranquilos canales son otras de las opciones.

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