A comienzos del siglo XIV, la corte ya no era la principal patrocinadora de las artes, pues tenía menos dinero que alguno de sus súbditos; en consecuencia, la fundación, rehabilitación y decoración de las iglesias correría a cargo de particulares. Ahora se anima plásticamente, se colorea... y gracias también a la multiplicación y elevación de las cúpulas, se altera el perfecto equilibrio del espacio interior de los edificios.