Servicios secretos japoneses

Compartir


Datos principales


Tipo

Táctica

Categoría

Terrestre

Desarrollo


A partir de 1938, los servicios de espionaje japoneses se apoyan principalmente en las embajadas y legaciones diplomáticas niponas en el exterior. Su misión principal era reclutar agentes entre los diferentes estamentos del país, quienes a su vez remitían información de carácter político, económico o militar. El servicio de espionaje de las embajadas y consulados estaba dirigido por oficiales especialmente entrenados. El Ministerio de la Guerra de Japón era el organismo encargado de coordinar las actividades de contraespionaje. Fundamentalmente, su ámbito de actuación se extendía a los territorios conquistados, siendo su misión fundamental detectar y combatir a los movimientos de resistencia y los actos subversivos. El Ejército, por su parte, contaba con un servicio de información que se encargaba de recabar información de carácter militar acerca de las naciones enemigas, pacificar los territorios ocupados y dirigir y ejecutar acciones subversivas tanto de carácter político como militar. Las acciones de los servicios secretos japoneses fueron decisivas en los meses previos al ataque a Pearl Harbor, preparando el terreno para la imparable "blitzkrieg" inicial. Así, en Indonesia funcionaba la Organización F, más tarde implantada también Malasia, cuyo trabajo de información y subversión facilitó la posterior ocupación. Otro tanto ocurrió en Birmania, donde los servicios secretos japoneses apoyaron y fomentaron el nacionalismo antibritánico, fundando grupos de acción cuyo objetivo era la India y beneficiándose de la colaboración del Ejército de Independencia de Birmania. Por otra parte, Japón, además de contar con servicios policiales similares a los de los Ejércitos occidentales, disponía desde 1911 de un cuerpo policial especial, denominado Tokko. Adscrito al Ministerio del Interior, se encargaba en principio de reprimir a los movimientos de oposición política de izquierdas, aunque posteriormente asumió labores de contraespionaje. Su mayor éxito fue la detección en octubre de 1941 del espía Richard Sorge, que trabaja para la Unión Soviética.

Contenidos relacionados