Nambu 14
Desarrollo
Esta pistola, vagamente parecida a una Luger , fue la primera pistola semiautomática adoptada oficialmente en Japón. Arma bastante precisa y eficiente, copiaba muchas soluciones de la Mauser c 96. Los oficiales imperiales, tan vinculados a sus tradicionales espadas, no fueron nunca demasiado entusiastas de esta pistola. Quien conoce la belleza, la elegancia y la finura ejecutiva de las armas blancas japonesas, tales como las katana, los wakisashi y tantas otras, no puede no permanecer desconcertado ante la seguramente poco agraciada forma de las armas de fuego realizadas en el País del Sol Naciente. Los antiguos fusiles de mecha (los "teppo") no eran ciertamente un ejemplo de elegancia, como tampoco lo fueron las armas ligeras japonesas utilizadas durante las dos guerras mundiales; muy espigadas, con frecuencia desproporcionadas, con líneas y volúmenes en los que la armonía de las formas parece haber dejado paso a la casualidad operativa de un grupo de técnicos con demasiada prisa, poca habilidad y ningún gusto. No es que un arma tenga que ser bonita por fuerza: su función primaria es otra muy distinta que la de fascinar a quien la contempla, pero no cabe duda de que las armas más famosas, con frecuencia las mejores, también son bonitas, tal vez por aquél juego psicológico en el que, más en las cosas que en las personas, se une lo bello a lo bueno. En las armas japonesas no hay nada de todo esto: comenzando por la ametralladora Tipo 99, hasta llegar a la pistola Tipo 94, cuya apretada empuñadura parece una provocación al buen sentido, cada pieza da la impresión de haber sido hecha con mucha improvisación y con poca meditación, casi como si lo hubieran hecho de mala gana.
El hecho se explica en parte debido al fuerte sentido de la tradición, que ligaba los soldados a la Edad Media, hasta tal punto que los oficiales iban a la batalla con la katana; y quien tenía orígenes nobles se llevaba a la guerra la que había recibido en herencia de sus antepasados. En el fondo, hasta mediados de 1800, la clase autocrática japonesa había rechazado prácticamente cualquier contacto con el mundo exterior, evitando así que los grandes eventos sociales ocurridos en Europa a finales del siglo XVIII pudieran influir en la estructura política de tipo feudal que caracterizó a Japón hasta el siglo XX. Incluso desde el punto de vista técnico, no se puede decir que las armas ligeras japonesas brillen por la originalidad de las soluciones utilizadas: el hecho de pasar casi bruscamente de los fusiles de mecha o de percusión a las ametralladoras, obligó a los técnicos a copiar más o menos solapadamente lo que se estaba realizando en Occidente, con resultados no siempre buenos, sobre todo en el tema de armas ligeras de bolsillo, evidentemente consideradas de poca importancia y nunca a la altura, por lo menos "espiritualmente", de la "noble" katana. De esta forma, a comienzos del siglo XX, los militares japoneses se encontraron entre las manos con una copia fiel de la Luger alemana realizada en el Arsenal de Tokio bajo la dirección del General Arisaka. Enseguida se dió cuenta de la dificultad de construir un arma tan compleja para una industria como la japonesa, todavía en las.
.. primeras armas. Se eligió el camino de la simplificación, analizando incluso numerosas Mauser C 96 disponibles en Oriente. El coronel imperial Kijiro Nambu fue el primero que realizó en el arsenal de Kayoba, en Tokio, la primera pistola semiautomática japonesa. Se trataba de la Nambu Shiki (es decir, modelo Nambu) Tipo A. Este arma, conocida en Occidente como modelo 1904, se construyó a partir del año 1909 y fue adoptada por el Ejército Imperial en 1915, es decir, el año cuatro de la Era Taisho; por una parte recogía el modelo de empuñadura inclinada y el cargador de depósito de la Luger; por otra parte, imitaba el costoso cañón de una sola pieza con la caja de culata, el sistema de cierre geométrico de pequeño retroceso, el percutor, el alza de cursor y el culatín de madera de la Mauser C 96. Dicha arma no fue nunca oficialmente adoptada por el Ejército (el de ordenanza era todavía un viejo revólver Tipo 26) y ni tan siquiera se recomendaba a los oficiales que la llevaran, lo que dice mucho de la delicadeza con la que se trataba de influir en las tradiciones guerreras de los "samurais". A pesar de sus muchos defectos, esta pistola tuvo el mérito de desarrollar la más conocida y mejor conseguida pistola japonesa: la Tipo 14, es decir, nacida en el décimo cuarto año de la Era Taisho, desarrollada por el General Nambu (entonces ya jubilado) para obviar las todavía muchas dificultades de construcción y los altos costos de producción de la semiautomática 04.
Igual que su progenitora, la Tipo 14 recuerda en la línea a la Luger, especialmente por la forma ligeramente cónica del cañón y por la decidida inclinación de la empuñadura; sin embargo, la afinidad entre ambas se detiene en el plano estético, ya que en la mecánica son totalmente contradictorias. Para empezar, en la Tipo 14, el cañón y la culata forman una sola pieza (solución inútilmente costosa); el cierre estable no aprovecha el sistema de rodillera, sino que lleva un simple bloque oscilante. Al disparar, dicho bloque en forma de "T", incrustado en la culata, se encaja con la cabeza superior en una sede recavada en el obturador sin posibilidad de bajarse, ya que su cara inferior está en contacto con un plano horizontal recavado en el fuste; por tanto, bajo la presión de los gases que oprimen sobre la base del cartucho (y por tanto en la cara del obturador), el cañón y la culata retroceden unos 5 milímetros hasta que el bloque oscilante (cargado por medio de un muelle de espiral) encuentra un plano inclinado y un espacio vacío en el fuste; en ese momento se abaja, liberando el obturador para continuar en solitario su recorrido hacia atrás, mientras el grupo cañón-culata se bloquea debido a que, en esta fase, el bloque oscilante está encajado en la sede del fuste. Al final del recorrido, el obturador es solicitado por los dos muelles de recuperación; el obturador tiene dos fresaduras laterales y en su recorrido hacia adelante completa el normal ciclo de rearme hasta que, disparado el último cartucho, permanece en posición de apertura, encontrando como obstáculo el zócalo elevador de los cartuchos (como sucede en la Beretta 34); no hay otra forma de tener el arma en posición de apertura, ya que le falta el diente de retención de la corredera al terminar de disparar.
Obviamente, esto determina una cierta dificultad para la extracción del cargador vacío, pero es tan sólo un detalle: el verdadero defecto del arma consiste en el hecho de que, después de desmontarla, se puede ensamblar dejando sin colocar la llave de cierre; y lo grave es que en estas condiciones el arma es capaz de disparar, con el resultado de que el obturador se abrirá inmediatamente cuando las presiones sobre el cañón aún son muy altas, con el consiguiente peligro para quien empuña el arma. Otro defecto grave para ser un arma militar es el seguro manual de palanca que, con una rotación de 180 grados, bloquea la palanca de disparo. Dicha palanca, colocada demasiado adelante (prácticamente encima del gatillo) tiene que ser girada con la mano que empuña el arma, lo que presupone tener siempre una mano libre o llevar la pistola con el seguro quitado. Otra pega de la pistola Tipo 14 primer modelo (conocido como "A") es que el guardamonte del gatillo es demasiado pequeño, cosa de la que se dieron cuenta los oficiales durante la guerra chino-japonesa (1937-1945) cuando, con el hielo de Manchuria, no conseguían empuñar el arma con los espesos guantes que utilizaban. Ello llevó, en la versión "B", a alargar el puente (en 1939) dándole a la pistola un toque desgarbado, pero mucho mejor desde el punto de vista funcional. Entre las modificaciones de esta segunda versión hay que recordar el bloque de seguridad realizado como muelle del cargador, obtenido mediante un muelle de lámina forjada en "S" colocado en la parte anterior de la empuñadura y que se desplaza hacia una abertura practicada en el contenedor liberando el diente de retención del elevador de cartuchos.
De esta forma, aprovechando el diente de retención, resulta mucho más fácil meter y sacar los cartuchos en el cargador, ya que el muelle permanece comprimido hacia abajo. Colocando el contenedor en la empuñadura, el muelle del que hemos hablado desbloquea automáticamente el elevador permitiéndole empujar normalmente los cartuchos hacia arriba. La destrucción de los archivos durante la guerra hace difícil evaluar la producción exacta de la pistola Tipo 14. Por los números de matrícula y por las siglas, se calcula que el Arsenal de Kokura realizó entre 1925 y 1936 (año en el que dejó de producir) unas 30.000 unidades; el de Nagoya construyó 8.000 desde 1925 hasta 1932, y 100.000 entre 1942 y 1945; la fábrica Nambu produjo cerca de 110.000. Seguramente faltan muchos ejemplares más, pero es probable que la producción total no haya superado las 300.000 unidades. Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, las Fuerzas Terrestres Japonesas de Autodefensa (las únicas admitidas por el tratado de paz) fueron armadas con material americano. La pequeña industria nacional de armas, la Shin Chuo Kogyo no encontró nada mejor que hacer una copia de la Colt 1911, la New Nambu Tipo 57 calibre 9 mm Parabellum y una copia de la Browning 57 B calibre 7,65 mm. Después del gran salto de la Edad Media a la era moderna, y después del desastre de la derrota, con las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki, de Japón no se podía esperar otra cosa.
El hecho se explica en parte debido al fuerte sentido de la tradición, que ligaba los soldados a la Edad Media, hasta tal punto que los oficiales iban a la batalla con la katana; y quien tenía orígenes nobles se llevaba a la guerra la que había recibido en herencia de sus antepasados. En el fondo, hasta mediados de 1800, la clase autocrática japonesa había rechazado prácticamente cualquier contacto con el mundo exterior, evitando así que los grandes eventos sociales ocurridos en Europa a finales del siglo XVIII pudieran influir en la estructura política de tipo feudal que caracterizó a Japón hasta el siglo XX. Incluso desde el punto de vista técnico, no se puede decir que las armas ligeras japonesas brillen por la originalidad de las soluciones utilizadas: el hecho de pasar casi bruscamente de los fusiles de mecha o de percusión a las ametralladoras, obligó a los técnicos a copiar más o menos solapadamente lo que se estaba realizando en Occidente, con resultados no siempre buenos, sobre todo en el tema de armas ligeras de bolsillo, evidentemente consideradas de poca importancia y nunca a la altura, por lo menos "espiritualmente", de la "noble" katana. De esta forma, a comienzos del siglo XX, los militares japoneses se encontraron entre las manos con una copia fiel de la Luger alemana realizada en el Arsenal de Tokio bajo la dirección del General Arisaka. Enseguida se dió cuenta de la dificultad de construir un arma tan compleja para una industria como la japonesa, todavía en las.
.. primeras armas. Se eligió el camino de la simplificación, analizando incluso numerosas Mauser C 96 disponibles en Oriente. El coronel imperial Kijiro Nambu fue el primero que realizó en el arsenal de Kayoba, en Tokio, la primera pistola semiautomática japonesa. Se trataba de la Nambu Shiki (es decir, modelo Nambu) Tipo A. Este arma, conocida en Occidente como modelo 1904, se construyó a partir del año 1909 y fue adoptada por el Ejército Imperial en 1915, es decir, el año cuatro de la Era Taisho; por una parte recogía el modelo de empuñadura inclinada y el cargador de depósito de la Luger; por otra parte, imitaba el costoso cañón de una sola pieza con la caja de culata, el sistema de cierre geométrico de pequeño retroceso, el percutor, el alza de cursor y el culatín de madera de la Mauser C 96. Dicha arma no fue nunca oficialmente adoptada por el Ejército (el de ordenanza era todavía un viejo revólver Tipo 26) y ni tan siquiera se recomendaba a los oficiales que la llevaran, lo que dice mucho de la delicadeza con la que se trataba de influir en las tradiciones guerreras de los "samurais". A pesar de sus muchos defectos, esta pistola tuvo el mérito de desarrollar la más conocida y mejor conseguida pistola japonesa: la Tipo 14, es decir, nacida en el décimo cuarto año de la Era Taisho, desarrollada por el General Nambu (entonces ya jubilado) para obviar las todavía muchas dificultades de construcción y los altos costos de producción de la semiautomática 04.
Igual que su progenitora, la Tipo 14 recuerda en la línea a la Luger, especialmente por la forma ligeramente cónica del cañón y por la decidida inclinación de la empuñadura; sin embargo, la afinidad entre ambas se detiene en el plano estético, ya que en la mecánica son totalmente contradictorias. Para empezar, en la Tipo 14, el cañón y la culata forman una sola pieza (solución inútilmente costosa); el cierre estable no aprovecha el sistema de rodillera, sino que lleva un simple bloque oscilante. Al disparar, dicho bloque en forma de "T", incrustado en la culata, se encaja con la cabeza superior en una sede recavada en el obturador sin posibilidad de bajarse, ya que su cara inferior está en contacto con un plano horizontal recavado en el fuste; por tanto, bajo la presión de los gases que oprimen sobre la base del cartucho (y por tanto en la cara del obturador), el cañón y la culata retroceden unos 5 milímetros hasta que el bloque oscilante (cargado por medio de un muelle de espiral) encuentra un plano inclinado y un espacio vacío en el fuste; en ese momento se abaja, liberando el obturador para continuar en solitario su recorrido hacia atrás, mientras el grupo cañón-culata se bloquea debido a que, en esta fase, el bloque oscilante está encajado en la sede del fuste. Al final del recorrido, el obturador es solicitado por los dos muelles de recuperación; el obturador tiene dos fresaduras laterales y en su recorrido hacia adelante completa el normal ciclo de rearme hasta que, disparado el último cartucho, permanece en posición de apertura, encontrando como obstáculo el zócalo elevador de los cartuchos (como sucede en la Beretta 34); no hay otra forma de tener el arma en posición de apertura, ya que le falta el diente de retención de la corredera al terminar de disparar.
Obviamente, esto determina una cierta dificultad para la extracción del cargador vacío, pero es tan sólo un detalle: el verdadero defecto del arma consiste en el hecho de que, después de desmontarla, se puede ensamblar dejando sin colocar la llave de cierre; y lo grave es que en estas condiciones el arma es capaz de disparar, con el resultado de que el obturador se abrirá inmediatamente cuando las presiones sobre el cañón aún son muy altas, con el consiguiente peligro para quien empuña el arma. Otro defecto grave para ser un arma militar es el seguro manual de palanca que, con una rotación de 180 grados, bloquea la palanca de disparo. Dicha palanca, colocada demasiado adelante (prácticamente encima del gatillo) tiene que ser girada con la mano que empuña el arma, lo que presupone tener siempre una mano libre o llevar la pistola con el seguro quitado. Otra pega de la pistola Tipo 14 primer modelo (conocido como "A") es que el guardamonte del gatillo es demasiado pequeño, cosa de la que se dieron cuenta los oficiales durante la guerra chino-japonesa (1937-1945) cuando, con el hielo de Manchuria, no conseguían empuñar el arma con los espesos guantes que utilizaban. Ello llevó, en la versión "B", a alargar el puente (en 1939) dándole a la pistola un toque desgarbado, pero mucho mejor desde el punto de vista funcional. Entre las modificaciones de esta segunda versión hay que recordar el bloque de seguridad realizado como muelle del cargador, obtenido mediante un muelle de lámina forjada en "S" colocado en la parte anterior de la empuñadura y que se desplaza hacia una abertura practicada en el contenedor liberando el diente de retención del elevador de cartuchos.
De esta forma, aprovechando el diente de retención, resulta mucho más fácil meter y sacar los cartuchos en el cargador, ya que el muelle permanece comprimido hacia abajo. Colocando el contenedor en la empuñadura, el muelle del que hemos hablado desbloquea automáticamente el elevador permitiéndole empujar normalmente los cartuchos hacia arriba. La destrucción de los archivos durante la guerra hace difícil evaluar la producción exacta de la pistola Tipo 14. Por los números de matrícula y por las siglas, se calcula que el Arsenal de Kokura realizó entre 1925 y 1936 (año en el que dejó de producir) unas 30.000 unidades; el de Nagoya construyó 8.000 desde 1925 hasta 1932, y 100.000 entre 1942 y 1945; la fábrica Nambu produjo cerca de 110.000. Seguramente faltan muchos ejemplares más, pero es probable que la producción total no haya superado las 300.000 unidades. Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, las Fuerzas Terrestres Japonesas de Autodefensa (las únicas admitidas por el tratado de paz) fueron armadas con material americano. La pequeña industria nacional de armas, la Shin Chuo Kogyo no encontró nada mejor que hacer una copia de la Colt 1911, la New Nambu Tipo 57 calibre 9 mm Parabellum y una copia de la Browning 57 B calibre 7,65 mm. Después del gran salto de la Edad Media a la era moderna, y después del desastre de la derrota, con las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki, de Japón no se podía esperar otra cosa.