Esquema relacional
Es con François Boucher cuando la Francia fastuosa se transforma en la Francia galante. Su pintura expresa el gusto de una época y él encarna no solamente el pintor, sino el testigo, el representante, el modelo, como sostenían los hermanos Goncourt. Su fantástica imaginación, su composición de virtuoso se entrega a unos temas mitológicos dedicados fundamentalmente a los amores de los dioses y en especial a Venus a la que consagra no menos de cincuenta cuadros. Ello le permite, como antes había hecho [Rubens#PINTOR#3189], llenar sus cuadros de ninfas, sátiros y amorcillos y pintar una serie de cuerpos femeninos, desnudos, de colores nacarados, que es en realidad lo que a él le gusta. Los Goncourt apuntan que más que tratarse de mujeres desnudas son mujeres desnudadas. La luz y los colores claros y tiernos se ponen al servicio de la exuberancia decorativa a la moda. Hay dos modelos que suelen repetirse en su pintura, uno estilizado, fino, elegante y otro más grueso y más vulgar, pero siempre dentro de lo que los Goncourt llamaban vulgaridad elegante. Parece ser que esta segunda mujer era la famosa Luise O'Murphy, incluida en las "Memorias" de Casanova.