Desarrollo
Al margen de las controversias teóricas de la Academia, la arquitectura del último tercio del siglo XVIII presenta en alternativa modelos de un clasicismo barroco que es aceptado y valorado por su corrección y eficacia. Se reutiliza toda una serie de citas de la arquitectura precedente en la que no se olvidan propuestas italianas, que se mantienen en la línea estilística de Bernini, Fuga o Vanvitelli. En esta obra de Sabatini se refunden tendencias del barroco internacional y académico en su versión monumental, acentuando el valor urbano de un enclave estratégico de la capital por la compleja relación que se establece entre puerta y paseo. Las propiedades estilísticas que en la obra confluyen procedentes del barroco tardío italiano y de un clasicismo más estricto, no alteran el efecto unitario pretendido por el arquitecto. Como centro irradiante hacia el espacio que la rodea, la puerta llega a definir la naturaleza del lugar erigiéndose en su referencial más significativo.