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Datos principales


Rango

XX22

Desarrollo


Las chicas de Wesselmann son jóvenes y bellas... y se bañan, mientras hablan por teléfono con los chicos. Las mujeres de Segal también están en el cuarto de baño, como los hombres, pero no son hermosas -no lo parecen a partir de su superficie rugosa y monócroma- y se dedican a actividades menos vistosas -afeitarse las piernas, por ejemplo-. El entorno es el mismo; la intención es muy distinta. Lo que en Wesselmann es glorificación de la sociedad de consumo, en Segal es análisis amargo, monócromo, casi existencialista, de la vida en las ciudades modernas.Segal, que pasó de granjero y pintor a escultor, empezó como tal en 1958, trabajando sobre la figura humana. En 1961 inició su técnica característica, a partir de modelos vivos que venda y cubre de escayola hasta que secan y obtiene un molde; esto le permite conseguir las formas básicas de las personas, pero sin entrar en detalles que individualicen. El paso siguiente es incluir esas esculturas, personajes anónimos por definición, en un ambiente. Para ello hace decorados básicos con los elementos imprescindibles de verdad -un mueble, un escaparate...- con lo que los sitúa en su ambiente cotidiano. El resultado son gentes solas, anónimas, sin importancia y sin historia, sometidas a los dictados de la gran ciudad, en actitudes estereotipadas, andando, sentadas a la mesa de un bar, despersonalizadas y deshumanizadas, convertidas en autómatas todos iguales unos a otros, sin nada que los individualice en una sociedad masificada, viviendo una existencia monótona y sin alicientes. En esos fantasmas sin rasgos Segal hace nuestros retratos más fieles.Este escultor -como Marisol (Escobar), que fabrica unas peculiares esculturas de madera pintada cuyas cabezas sustituye por fotografías- se desmarca del optimismo oficial del pop americano y es un ejemplo más de la poca exactitud de nuestras generalizaciones.

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