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Desarrollo


Muy representativo del nuevo clima artístico establecido en el siglo XVIII, fue el surgimiento de una arquitectura de uso público no menos afortunada en sus logros que aquella de tono oficial o que se articula al directo servicio del monarca. Se realiza, por lo general, por fundamentos de utilidad y de servicio y también por cuestiones de prestigio y representatividad de intención claramente política pues fue la respuesta infraestructural necesaria a las disposiciones de Felipe V y de sus sucesores a problemas de administración, educación, gobierno, actividad científica, académica, etc. León de Arroyal invocaba el poder absoluto como nervio principal de las reformas pues los "finales envejecidos de nuestra Monarquía sólo pueden ser curados por el poder omnímodo", hecho que se traducía en la época en un incremento de los recursos económicos de la monarquía, de la riqueza nacional, de la circulación de los bienes nacionales, así como de una elevación del nivel científico, técnico y cultural en todos los sectores de la sociedad. Bernad Ward en su "proyecto económico en que se proponen varias providencias..." llegó a escribir: "El Rey puede con su suprema autoridad remediar todos los inconvenientes...".El sector renovador y crítico del siglo estuvo al día de las corrientes ideológicas y científicas del mundo cultural europeo. El reformismo se orientó no sólo en cuanto condenar en bloque la tradición por lo que pudiera aportar de negativo o de visión antagónica a su visión del futuro, sino que se apoyó fervientemente en el poder de la monarquía de la que aún se razonaba sobre su absolutismo a fines del siglo XVIII, cuando Peñaranda en la Instrucción tercera de su "Sistema social político y económico", más conveniente a España define: "El monárquico bien dirigido por un rey piadoso, justo y amante de sus vasallos, es el más perfecto".

Hay numerosos proyectos generados por los criterios que formulan o apoyan los engranajes monárquicos, y por ello el grado de vitalidad de los edificios vinieron a ser una respuesta firme a las iniciativas, a pesar de que su utilidad fuera una respuesta para magnificar la imagen monárquica. En general es una arquitectura de corte viril, uniforme, que demuestra su adaptación y jerarquización en el medio urbano sobre el que ejerce cierto efecto psicológico por su elocuencia, que se concibe a gran escala y se mantiene emergente y altiva en una constante de líneas tendidas horizontales. Su formato está inspirado en los grandes conjuntos palaciales, de ascendencia real o nobiliaria, con la aspiración a lo grandioso del arte barroco. Se insiste en ella en la integración de los órdenes colosales, en la armonía de las proporciones partiendo de la lingüística del barroco atemperado, incluso en algunos casos se deja sentir la nueva orientación que va produciendo la reacción clásica o académica. Es arquitectura generada desde amplios criterios de maduración estructuralista y de comprensión de los nuevos sistemas políticos, sociales y culturales por los que discurre el siglo XVIII. La anómala situación heredada quiso ser corregida con los instrumentos de infraestructura necesarios.Sobrevive un buen número de aquellas creaciones monumentales, con sus volúmenes bien articulados, que vino a ser una fiel respuesta al cometido utilitario específico que se les asigna.

En cada edificio se averigua un proceso creador, inmerso en el propio proceso racionalista del siglo XVIII. Gran parte de tales construcciones son en su interior un auténtico montaje deliberadamente previsto para llevar a cabo una determinada función práctica. Las experiencias son diversas, pero todas ellas tienen como denominador común el ser conjuntos monumentales de gran escala y porte señorial en el exterior, verificándose su interior en compromiso con unas tareas pragmáticas. La planimetría, las secciones, la técnica son en general concluyentes. A ellos se podría aplicar aquella adecuada sentencia de Giovannoni: "La técnica en arquitectura se encuentra en inmediata relación con el fin positivo de la obra".Su desarrollo comienza bifurcándose a temas diversos, convirtiéndose en una guía que nos habla de los deseos de transformación y modernización de los servicios ciudadanos. Las construcciones son interesantes desde el punto de vista de la tipología, por factores de integración del monumento en un ambiente que en ocasiones transforma de manera radical y por su propia atracción como imagen figurativa que ornamenta y prestigia determinados enclaves ciudadanos.En las investigaciones proyectadas sobre este género arquitectónico de destino público, se ha descubierto mucho, pero aún se mantienen muchos edificios en el anonimato tanto en su cronología como en su autoría.Sin embargo, es en general una arquitectura fácil de definir y de apreciar ya que el lenguaje es unificador en su visión estereométrica, en su diseño compacto, en su valor distributivo independiente pero siempre al servicio de una función determinada, y por su tono exterior palacios que se transmite incluso a sus vestíbulos y escaleras de honor, con tanto empaque como las que se, destinan al ritual cortesano.

Destacamos algunas de aquellas experiencias, resaltando el acento visualmente poderoso de la Fábrica de Tabacos de Sevilla, las de San Fernando de Henares, Brihuega, La Granja o de Aguardientes y Naipes de Madrid. A la majestad de los órdenes, pueden sustituir los apilastrados gigantes, a los módulos rectangulares se les puede alterar con la inserción de un cilindro, a las portadas principales pueden añadirse escudos de mayor o menor riqueza escultural, alegorías u ornamentos decorativos de ascendencia más internacional o más local. Sin embargo, en ellas se observa un arte de orden continuista, formalmente palacial, que mima la textura de las superficies, que se corona por frontones y vanos de apariencia noble, que rinde un genérico tributo a la arquitectura de noble presencia. En ningún caso son objetos solitarios, ya que jerarquizan o determinan monumentalizando los enclaves urbanos.En el caso de los Ayuntamientos, tema que por primera vez se generaliza como sistema arquitectónico en su adecuada concreción, surgen numerosos ejemplos testimoniando la bien cumplida misión que se les asigna en relación con su distribución espacial. Sirvan de referencia los de Mondragón, Oñate, Barcelona y otros ejemplos que han contribuido tan decisivamente a vitalizar determinadas plazas municipales de España en el siglo XVIII. Sus perfiles externos sirven para referenciar una secuencia monumental en el entorno, siendo también instrumentos de sensibilización ambiental, ligados a enclaves urbanos representativos.

El edificio Aduana fue excepcionalmente dimensionado. El de Madrid creado por Francisco Sabatini, el de Málaga de Manuel Martín Rodríguez o el de Valencia, son bloques imponentes que no se han debilitado, que conservan sus espacios originales, además del aspecto palacial, que en estos casos es especialmente representativo resuelto en base a una conjugación de reglas clásicas y opciones de diferente raíz estética.La misma apariencia creadora aparece en edificios para la Ciencia, como el Gabinete o Galería de Historia Natural y Academia de Ciencias (actual Museo del Prado), el Jardín Botánico, el Observatorio Astronómico, edificios trazados en este caso por Juan de Villanueva bajo leyes composicionales propias pero insertos en el mismo lenguaje funcionalista y en el rigor monumental de los restantes edificios.Bajo un estado de ánimo análogo se levanta la Universidad de Cervera y la de Toledo, el Colegio de Anaya en Salamanca o la madrileña Academia de Jurisprudencia. Y se guía por el mismo fundamento la construcción de la Real Casa del Correo (1760) y Casa de Postas madrileña, así como el proyecto del Hospital General de la capital por obra de José de Hermosilla y de Francisco Sabatini. Son en general experiencias a través de las cuales se formula toda una clara definición fenomenológica y pragmática de la arquitectura española del siglo XVIII. Los Cuarteles se integran en la misma consideración monumentalista y estructuralista.

Pedro de Ribera en el Conde Duque (Cuartel de Guardias Walonas) y Francisco Sabatini en el Cuartel de Leganés constituyen el principio y el fin de una tipología sustentada en organizaciones europeas en la línea de Vauban en cuanto a su distribución, pero son a su vez monumentos de gran empaque en los que incluso se mantiene la portada palacial enriquecida con escudos y trofeos.Teatros, Lonjas, Mataderos, Gimnasios, Hipódromos, Asilos, Laboratorios, Hospicios, Cárceles, etc., constituyen un programa unitario en términos de abstracta tipología. En cada edificio el talento del arquitecto ha añadido una categoría de valor. Pero la valoración de las obras de servicios públicos en el siglo XVIII han configurado un apartado con entidad en sí mismo sirviéndose de sutiles elementos analógicos, experimentados con rigor y elocuencia y como respuesta a las necesidades civiles, técnicas, científicas, educacionales, económicas, etc., a las que hizo frente el reformismo borbónico.

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