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Datos principales


Rango

Grecia Arcaica

Desarrollo


Varios fueron los elementos confluyentes hacia la creación de una economía monetaria a lo largo de la época arcaica. La riqueza de los reyes de Frigia y Lidia, proverbial en las figuras de Midas y Creso, respectivamente, permitió el desarrollo de un sistema de tributación y de remuneración de tropas mercenarias, apoyado en la abundancia de metales preciosos existentes en sus territorios. Tanto las referencias de los autores antiguos como los datos de la arqueología permiten concluir que fueron las acuñaciones lidias las que sirvieron de modelo para las primeras monedas griegas. Sin embargo, sólo gracias a las condiciones de desarrollo de la misma economía griega, el sistema monetario pudo generalizarse a lo largo del período. De un lado, las transformaciones de la sociedad que se vinculan a los orígenes de la ciudad imponen nuevas formas de redistribución. La unidad representada por el oikos se diluye en formas más complejas, donde las clientelas se mantienen a base de una participación en beneficios que no siempre puede hacerse en especies. La moneda desempeña un papel intermediario para paliar los desequilibrios surgidos en las formas económicas, como instrumento válido para acceder a los bienes, sobre todo por quienes no intervienen directamente en la producción primaria. Ello permitiría que más tarde Aristóteles le atribuyera un valor moral, garantía de la estabilidad de la comunidad de la polis.

De otro lado, del mismo modo que las transformaciones de la sociedad van vinculadas al desarrollo de los cambios, también la moneda, como instrumento polifacético, sirvió para el desarrollo y consolidación del comercio exterior que, desde luego, ya venía practicándose anteriormente sin necesidad de que existiera aquélla. En cualquier caso, su función en el comercio exterior queda siempre vinculada a la función interna, como factor de potenciación y síntoma de las transformaciones en ámbito social. Al mismo tiempo que favorecía la agilización de los intercambios exteriores, potenció los interiores y creó las condiciones para que el misthós fuera una institución permanente, tanto en el trabajo productivo como en el servicio de los ejércitos mercenarios. Las transformaciones críticas de la aristocracia efectivamente favorecían el alquiler de efectivos desarraigados de las unidades políticas en formación.

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