Compartir


Datos principales


Rango

relac-inter

Desarrollo


Fruto de dilatados y difíciles encuentros diplomáticos, en febrero de 1763 se concertaron los acuerdos que pusieron fin a la Guerra de los Siete Años. El 10 de febrero concluyó el Tratado de París entre Gran Bretaña, Francia, España y Portugal, donde destacaban los siguientes puntos: - Gran Bretaña conseguía en América toda Canadá, las islas y costa en el golfo y río San Lorenzo, el territorio al este del Mississippi, Florida, la bahía de Pensacola y las islas antillanas de Dominica, Granada, Las Granadillas, San Vicente y Tobago. En África obtenía el río Senegal, con los fuertes y factorías de San Luis de Podor y Galam. En la India no había precisiones territoriales, pero se reconocía a los protegidos británicos como soberanos del Dekan y Carnatic, con lo que se ponían las bases de su futura expansión. En Europa recibió la isla de Menorca. - Francia renunciaba a todas sus reclamaciones sobre Nueva Escocia y conservaba las islas de San Pedro y Miquelon, junto con los derechos pesqueros de Terranova. Recuperó la isla senegalesa de Gorea, las islas antillanas de Guadalupe, Martinica y Santa Lucía y cinco factorías en la India, las poseídas en 1748, con la condición de no fortificarlas, situadas en Bengala, Costa de Coromandel y Costa Malabar. En Europa le fue devuelta Belle-Isle, prometía la desmantelación de Dunkerque y se retiraba de Hesse, Brunswick y Hannover, aliados de Gran Bretaña. - Portugal conservó la colonia de Sacramento.

- España recobró Cuba y Filipinas y obtenía la Luisiana occidental, compensación francesa por la pérdida de Florida. No pocas consecuencias se derivaron del tratado. En primer lugar, Gran Bretaña fue la indiscutible vencedora y confirmaba la consideración de potencia gracias a sus posesiones ultramarinas, si bien los ingleses pensaban que se hubieran podido obtener más ventajas si no se hubiesen atendido las demandas internacionales. En segundo lugar, Francia fue la gran derrotada y contemplaba su declive marítimo y colonial, aunque conservaba enclaves comerciales esenciales. Evidentemente, las cláusulas económicas tuvieron mayor consideración que las dedicadas a las pérdidas territoriales; de ahí que Choiseul atendiese de forma especial al ejército y la armada y orientase las relaciones exteriores a consolidar la alianza con España. En tercer lugar, se ratificaban los puntos básicos del Tratado de Aquisgrán. En cuarto lugar, España no quedó completamente aniquilada y vislumbraba una aproximación a Francia con el fin de detentar el protagonismo colonial frente a Londres. En quinto lugar, el tratado era la evidencia de que Prusia había vencido a los Habsburgo. Augusto III fue aceptado como mediador en las conversaciones del resto de los beligerantes, y el 15 de febrero de 1763 se firmó el Tratado de Hubertsburgo entre Austria, Prusia y Sajonia. Significaba la vuelta a la situación existente en 1748. Cabe destacar: - Prusia retenía definitivamente Silesia y Glatz.

- Federico II prometía el voto a José Habsburgo en la elección imperial. - Augusto III recuperaba Sajonia. - María Teresa admitía la evacuación francesa de Cleves, Gerder y Mörs, territorios renanos de Federico II. La Guerra de los Siete Años despertó rencores y apenas significó modificaciones territoriales, ya que unas paces aisladas no podían concluir definitivamente una guerra de coalición, a pesar de la evidente influencia en el campo de las relaciones internacionales. Gran Bretaña aparecía ahora como la nación hegemónica, sobre todo en los mares. Rusia, no incluida en los tratados por la retirada del conflicto, consagró su posición en los foros diplomáticos. Austria y Prusia fueron defraudadas y se consideraron peones de las potencias mayores, en especial Gran Bretaña. Federico II reafirmó su potencia militar, lo que supuso unas malas relaciones con el resto de los países ante el temor de nuevos conflictos. Francia conservó cierta preeminencia, pero su posición había quedado relegada con respecto al Reino Unido y sin posibilidades de recuperación por la desidia real y los problemas interiores, en especial los financieros. España sólo despertaba preocupación en Londres por el Pacto de Familia, ya que el peligro Borbón no había desaparecido para Gran Bretaña. Por último, el compromiso anglo-francés de no prestar ayuda a sus aliados europeos, les alejó de las disputas continentales y la dirección de la diplomacia pasó a Austria, Rusia y Prusia. No se esperaba un largo período de paz. Pronto, la política europea estuvo mediatizada por cuatro problemas fundamentales: la rivalidad anglo-francesa en Ultramar, la situación polaca, las disputas alemanas y los problemas orientales. La conexión de todos ellos hizo bascular el centro de interés internacional hacia el Este. Las potencias occidentales dejaron de dirigir los acontecimientos continentales y los Estados orientales no intervinieron en las colonias.

Obras relacionadas


Contenidos relacionados