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Datos principales


Rango

XX6

Desarrollo


Los intereses arquitectónicos visionarios y constructivos eran compartidos por otros miembros de la Bauhaus de formación muy distinta a la de Moholy. Es el caso de Oskar Schlemmer, un artista muy imaginativo de inquietudes místicas que apreciaba la severidad formal y el diseño regulado. Pero su modo de hacer difiere notablemente del constructivismo purista. La máxima de Schlemmer fue: "concepción dionisiaca y diseño apolíneo". Lo apolíneo equivalía a un control muy estricto, ideal, de la forma. El sometimiento de las vivencias psicofísicas a un control racional convertía sus imágenes en una suerte de cristalización misteriosa de un mundo intuido, en reflejo estático de un movimiento interno, lo que coloca su pintura fuera de cualquier sospecha de productivismo o de constructivismo absoluto.En medio de la abstracción severa de los años veinte encontramos un artista cuyos énfasis en lo ideal-geométrico nos remiten a un territorio que probablemente teníamos olvidado. Es aquel mundo orgánico y vivo de cuya visión los pintores del cubismo primigenio extraían una sensación de orden ambiguo. No hay en Schlemmer la exquisitez figurativa de Juan Gris ni la diafanidad risueña de Léger, su alter ego. Con ellos comparte su pintura, en cambio; la inclinación hacia formas sintéticas de esa equívoca realidad. Schlemmer se esmera en la visión intelectual del hombre a través de una especie de iconos de su posibilidad ideal, si se me permite la expresión. La realidad del hombre ha de encontrar en el arte su dimensión metafísica, viene a decirnos la representación del Ballet triádico de Schlemmer, la famosa puesta en escena de su taller de teatro de la Bauhaus. La riqueza sensible se transforma en las imágenes de Schlemmer en una existencia intuida, la experiencia cotidiana se hace orden imaginario.

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