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Datos principales


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Revolución Francesa

Desarrollo


Durante la época del Directorio, Inglaterra y Austria continuaron la guerra. El ejército francés había disminuido sus efectivos hasta dejarlos en la tercera parte de lo que había sido en 1794-95, y además estaba falto de víveres y de armamento. No obstante se preparó la campaña de 1796 con el objetivo de asegurar la posesión de la orilla izquierda del Rin. Para ello se dispusieron cinco ejércitos: Sambre y Mosa (Jourdan), Rin y Mosela (Moreau), Alpes (Kellermann), Italia (Bonaparte) e Inglaterra e Irlanda (Hoche). En realidad, el plan preparado por Carnot consistía en centrar el esfuerzo principal en el ejército de Moreau y dejar a los demás que realizasen operaciones de diversión. Bonaparte fue el primero en atacar en Italia y consiguió una serie de brillantes victorias sobre los austriacos: Montenotte y Dego, el 12 y 14 de abril de 1796, y contra los sardos Millesimo y Mondovi, el 13 y 21 de abril de 1796. Obligó a estos últimos a firmar el armisticio de Cherasco el 28 de abril y mediante el tratado de París del 15 de mayo consiguió que cediesen a Francia Saboya y los condados de Niza, Tende y Beuil. Sin el menor descanso, Bonaparte se apoderó de Milán después de la batalla de Lodi, pero los austriacos se hicieron fuertes en Mantua y detuvieron su avance.La ofensiva en territorio alemán no fue tan contundente. Aunque los ejércitos de Jourdan y Moreau tomaron Munich y Frankfurt, respectivamente, no consiguieron completar una operación de tenaza que tenía prevista la conjunción de ambos.

Así pues, se vieron obligados a retroceder sobre el Rin (septiembre-octubre 1796). La renuncia al desembarco en Irlanda, permitió al general Hoche acudir a Alemania para sustituir a Jourdan en el mando del ejército del Sambre y Mosa. Su avance por Alemania del sur culminó con la victoria de Neuwied, el 18 de abril de 1797.Bonaparte, después de deshacer varios intentos de socorrer a Mantua, pudo finalmente tomar la ciudad italiana el 17 de enero de 1797, lo que le abría el camino hacia Viena. Austria fue obligada a firmar el armisticio de Leoben (18 de abril de 1797). La paz se retrasó unos meses porque los ejércitos franceses en Austria no habían efectuado un avance tan decisivo por tierras austríacas, pero el 17 de octubre de 1797 se firmó el Tratado de Campo Formio. Austria cedía Bélgica a Francia, reconocía la creación de la República Cisalpina en el norte de Italia, pero conservaba Venecia -aunque las Islas Jónicas que le pertenecían pasaban a Francia-, y todos sus territorios en Italia y en el Adriático. Sin embargo, en cuánto a los territorios situados en la margen izquierda del Rin se aplazaba su discusión hasta el Congreso de Rastadt.Con el tratado de Campo Formio terminaba el conflicto en el continente europeo, pero Francia continuó la guerra con Inglaterra. Bonaparte fue recibido en Francia como un triunfador, cuando regresó en diciembre de 1797. En la campaña de Italia se había revelado como un extraordinario estratega de la guerra y como un magnífico diplomático en las negociaciones del tratado de paz.

Además, sus éxitos en el campo de batalla habían permitido no solamente derrotar al enemigo, sino consolidar la política del Directorio en el interior y la realización del golpe de Estado del 18 de Fructidor contra los realistas. Sólo quedaba el obstáculo de Inglaterra, cuya hostilidad resultaba peligrosa, especialmente en el mar, ya que podía imponer un bloqueo y hostigar las costas, y por la financiación de las intrigas realistas y de los propósitos de los enemigos en el continente. Desechada por Napoleón la idea de un desembarco en las Islas a causa de la inferioridad del ejército francés en el mar, había concebido el proyecto de organizar una expedición a Egipto para aislar a los ingleses de la India y de sus otras posesiones orientales. Aunque no está del todo claro si la idea fue de Napoleón o de Talleyrand, lo cierto es que todos la aceptaron con entusiasmo, incluido el Directorio, que veía con alivio el alejamiento de un posible candidato a las funciones de director.La expedición a Egipto se preparó con rapidez y sigilo. A mediados de mayo de 1798 ya estaba dispuesta una flota de más de 300 navíos y 54.000 hombres. A ella se había sumado también una misión de estudios compuesta por unos 200 especialistas, escribanos y artistas que iban a crear una nueva ciencia: la Egiptología. Inglaterra no tenía claro si Napoleón pretendía desembarcar en Portugal, en Inglaterra o simplemente en Nápoles. Por eso se conformó con cerrar el estrecho de Gibraltar mediante el envío de una flota al mando del almirante Jarvis.

En el mes de junio, la expedición francesa tomó la isla de Malta y el 1 de julio desembarcó en Alejandría, venciendo a los mamelucos que constituían una casta militar que había dominado en Egipto desde el siglo XVIII. Napoleón entró en El Cairo el 23 de julio. Sin embargo, la rápida conquista de Egipto iba a verse complicada por la acción de los ingleses, quienes por medio de una escuadra destacada en el Mediterráneo al mando del almirante Nelson, destruyeron completamente en la rada de Aboukir a la flota francesa del almirante Brueys destinada a proteger el desembarco de los expedicionarios franceses. El 1 de agosto de 1798 Napoleón veía cortado así su camino de regreso a Francia y quedaba bloqueado en el territorio africano que acababa de conquistar.Napoleón intentó atacar Siria para evitar el peligro de una contraofensiva turca apoyada por los ingleses, pero el desierto y la peste provocaron la criba en un ejército que ya se había visto reducido como consecuencia de la necesidad de dejar algunas guarniciones en territorio egipcio. Después de algunos éxitos (Nazareth, Canáa, Monte Tabor), los franceses fracasaron delante de San Juan de Acre el 15 dé mayo de 1799. Bonaparte se vio obligado a regresar al El Cairo justo a tiempo de rechazar un ejército turco que había desembarcado en Aboukir (25 de julio). Dos meses más tarde, Napoleón dejaba el mando en Egipto al general Kléber y volvía secretamente a Francia donde desembarcó el 9 de octubre.

Si Napoleón había demostrado en la campaña de Italia su genio militar y diplomático, en la expedición de Egipto puso de manifiesto sus dotes de organizador, al dejar iniciadas en aquel país una serie de reformas administrativas, urbanísticas y económicas de notable importancia.La aventura de Egipto provocó reacciones en Europa e Inglaterra se apresuró a renovar la coalición. Ya antes de que Napoleón hubiese salido para Egipto, sus tropas habían alentado sendas revoluciones en Suiza y en los Estados pontificios, de tal manera que en la primera se había formado una república unitaria, con la excepción de Mulhouse y Ginebra que habían quedado incorporadas a Francia, y en Roma se había proclamado también una república, siendo desterrado el Pontífice a la Toscana.A partir de marzo de 1799 el Directorio se vio obligado a hacer frente a una Segunda Coalición contra la Gran Nación y sus ansias de expansión territorial, política y económica. Los soberanos europeos se sentían más amenazados que nunca y adoptaron una actitud francamente reaccionaria, liquidando cualquier tipo de programa reformista. Incluso en Inglaterra, el gobierno de W. Pitt adoptó una serie de medidas tendentes a restringir algunas de las libertades tradicionales, como era la del derecho de reunión.De esta manera, Nápoles, Austria y Rusia, volvieron a emprender la guerra al lado de Inglaterra y de Turquía. El plan de ofensiva del ejército francés era muy similar al de 1796: los ejércitos de Jourdan en el Danubio, de Masséna en Suiza y de Schérer en Italia, iniciaron un movimiento para converger sobre Viena. Sin embargo, en esta ocasión fueron frenados por los austriacos y los rusos y sólo Masséna pudo vencer a los rusos en Zurich el 4 de junio de 1799. Los países coaligados trataron de fomentar las revueltas en las repúblicas creadas por Francia y coordinarlas con la ofensiva de sus ejércitos, pero si bien consiguieron provocar algunos levantamientos en Italia, no pudieron poner en peligro a Francia. La llegada de Napoleón desde Egipto y el golpe del 18 de Brumario iban a restablecer el orden en el interior y el prestigio en el exterior.

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