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Francia

Desarrollo


En la introducción sobre el término Rococó se indicaban las dificultades que se planteaban para poner de acuerdo las opiniones acerca de su concepto. En una de sus expresiones más típicas como es el ornamento, es lógico que se repitan las controversias. Unos piensan que se trata de un arte típicamente francés sacado de los jardines a la francesa y los arabescos de Bérain por los componentes del equipo de Hardouin-Mansart, especialmente por Pierre Le Pautre. Otros, en cambio, lo consideran como una exageración del barroco difundida en Francia debido a influencias extranjeras.Por algunos se ha dado a entender que la decoración de interiores durante el siglo XVIII en Francia era bien vista sólo por una parte de la sociedad, especialmente burguesa, mientras que las mentes más elevadas y los miembros de la Academia la aborrecían como muestra de mal gusto, nada más lejos de la realidad. Los franceses a principios de siglo no se resignaban a morir de simetría como la pobre Madame de Maintenon en Versalles y acogen con agrado los nuevos motivos. Unicamente surgen las controversias cuando se cae en la desmesura, cuando prima el desequilibrio por sí mismo, cuando se producen exageraciones que ni en aquel momento se permite la racional mente gala. Ya dije antes que esta rica ornamentación apenas sale al exterior de los edificios y si lo hace se coloca con gran timidez en el tímpano de la puerta de entrada o en algunos vanos.

Blondel en 1737 critica la manía de la decoración, ridícula cuando no tiene como meta más que la confusión, pero cuando hace sus decoraciones interiores no duda en utilizar como los otros lo que denominan licencias. La justificación se encuentra en que es en los pequeños espacios, en las habitaciones pequeñas en donde uno se puede abandonar a la vivacidad de su genio dedicándose a los ornamentos. En el mismo sentido, Boffrand en su "Livre d'architecture" ya de 1745, cuando se estaba preparando la reacción, rechaza la moda cuya mayor felicidad reside en "torturar todas las partes del edificio", ya que la arquitectura "debe conservar siempre una noble simplicidad"; en cambio, sí acepta que los adornos "pueden convenir a las pequeñas piezas".Puesto importante en la difusión de la decoración rococó lo ocupan un grupo de ornemanistes, cuyo repertorio ornamental fue dado a conocer fundamentalmente por medio del grabado, extendiéndose rápidamente no sólo por Francia sino por toda Europa. A veces, algunos de sus motivos tienen un aire de familia con los de los decoradores manieristas del siglo XVI.Jean-Bemard Honoré Turreau, llamado Toro (1672-1731), natural de Toulon, era hijo de escultor y alumno del también escultor provenzal Puget. De estilo algo más grueso y plástico que los parisinos por su formación, tiene también recuerdos de Stefano della Bella y del arte italiano. El año 1716 se encuentra en París trabajando para Robert de Cotte, pero en 1719 vuelve a su tierra.

Nicolás Pineau (1684-1754) es uno de los grandes creadores del estilo. Tras unos comienzos con J. Hardouin-Mansart y con Lassurance, marcha a Rusia durante diez años. A su vuelta a Francia abandona la arquitectura y se dedica a dibujar para los decoradores. De él dice Blondel que "desgraciadamente fue imitado por una multitud de artistas que no teniendo ni su genio ni su talento produjeron un número infinito de quimeras y extravagancias".Jacques de Lajoue (1686-1761) procede en cambio del campo de la pintura en la que reprodujo arquitecturas ilusionistas. A partir de 1734 se acerca en sus grabados a las formas de Meissonnier.Juste-Aurèle Meissonnier (1695-1750) nace en Turín, hijo de un escultor y platero, con quien se inicia. Se establece en París probablemente en 1718 y seguro al menos en 1723, no antes de visitar posiblemente Roma y Viena. Formación más a la moda internacional no cabría. En 1724 ya en Francia es nombrado orfebre del Rey y dos años después, tras la muerte de Jean II Bérain, dibujante del Cabinet. Sus proyectos de arquitectura -fachada de la iglesia de Saint Sulpice de París, Casa de M. Brethous en Bayona- delatan no a un constructor sino a un orfebre. Hizo varios proyectos de altares y se dedicó también al arte efímero, fiestas, exequias, fuegos artificiales, así como al diseño de trajes y decoraciones para el teatro. Aunque haga cosas antes, la primera noticia que tenemos de la publicación de su "Oeuvre" es de 1734. Su repertorio, copiado y desarrollado por decoradores y grabadores, permitirá la difusión internacional del estilo.

Ya en el artículo que salió en el "Mercare de France" en 1750 con ocasión de su muerte se aprovecha para atacarle al afirmar que sus trabajos caprichosos eran el resultado de su degenerada destreza y enemigos del buen gusto, porque "seducen al ignorante y encuentran admiradores". Generalmente se admite su condición de orfebre como clave para comprender su libertad e inventiva. A él se debe la transferencia a la arquitectura de la libertad de imaginación que tradicionalmente había sido tolerada en la elaboración de objetos de arte por los orfebres. Cochin en el "Mercure de France" de 1755 le acusa del mayor defecto que podía considerar un clásico, "desterró la simetría", la mejor definición que podríamos dar del Rococó.En una rápida relación de las decoraciones ejecutadas en las residencias parisinas bien podíamos comenzar por la de Gilles Marie Oppenord, ejecutada en 1717 para el Regente en la gran galería del Palacio real cuya arquitectura era de Hardouin-Mansart. Tanto en este caso, como en sus libros con temas ornamental y fragmentos de arquitectura, puede adivinarse su admiración por el arte italiano, no en vano estuvo pensionado en la Academia de Francia en Roma desde 1692 a 1699. También toma motivos de Bérain, pero aunque aporta una cierta fantasía no acaba de despegarse de la tradición del XVII.Un paso decisivo hacia la utilización de la curva y contracurva lo da François Antoine Vassé, que bajo la dirección de Robert de Cotte realiza una nueva decoración hacia 1718-19 en la galería del hôtel de Toulouse (hoy Banco de Francia).

Sin embargo, todavía la estructura compositiva pertenece en parte al siglo anterior.El apogeo del Rococó se produce en los años treinta y su obra maestra es el hôtel de Soubise. Boffrand y sus colaboradores, entre ellos el pintor Natoire, consiguen en el salón oval de 1735 una pieza capital del arte francés del XVIII, cuya idea paradójicamente puede que le haya venido, como piensan algunos, de los recuerdos de su viaje a Alemania, a donde había sido llamado en 1724.Jacques Verberckt (1704-1771) natural de Amberes, llega a París en 1730 y desde entonces va a dedicarse fundamentalmente a la decoración de los apartamentos de Versalles, nuevamente habitados por Luis XV. Casi siempre trabajará para los Gabriel y en el desarrollo de su estilo se adivina su camino hacia la simplificación.

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