La caída del reino nazarí

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Rango

Reconquista

Desarrollo


En la frontera occidental del reino, la resistencia musulmana se extinguió una vez tomadas Ronda y su Serranía en 1485. La intervención de los Reyes Católicos favoreció la discordia en el interior del reino y favoreció decisivamente los planes castellanos. Granada, dividida en bandos, apoyaba en parte a Boabdil y en parte a Muhammad b. Sa'd. Finalmente, Boabdil reconoció a su tío, tras sangrientas batallas entre partidarios de una y otra facción en el interior de la ciudad. Los Reyes Católicos acordaron adueñarse de las fortalezas de Granada y de Loja; en este último lugar, todo el esfuerzo granadino por defender la plaza fue inútil: los castellanos entraron el 29 de mayo de 1486. A continuación cayeron los castillos de Moclín, Colomera y Montefrío y en poco tiempo los castellanos dominaban la Vega. Los musulmanes fueron conscientes, entonces, de la absoluta vulnerabilidad de Granada. Los Reyes Católicos exigieron un nuevo juramento de vasallaje a Boabdil y, a cambio, le dejaron el gobierno de la zona que iba de Guadix y Baza a Vélez-Rubio, Vélez-Blanco y Mojácar. Con ello simulaban crear un emirato autónomo que en realidad estaba bajo su control, y por otra parte contribuían, una vez más, al proceso de desunión entre los granadinos. La guerra tuvo un respiro en el año 1488, mientras los nazaríes pedían ayuda a los musulmanes de Fez y Tremecén quienes, a su vez, habían entablado conversaciones con los Reyes Católicos.

Éstos prometieron mantener la paz con la corte de Fez a cambio de su abstención en el conflicto granadino. Mientras en Granada Boabdil ganaba impopularidad, los Reyes Católicos hacían ver que no respetarían los compromisos adquiridos. Conocida es la crónica que describe las actividades llevadas a cabo en la toma de Granada por los castellanos: Isabel edificó en 1491 el campamento de Santa Fe en el valle del Genil. Los granadinos, impotentes, apenas intentaron algunas salidas en los seis meses siguientes a dicha edificación. La situación de Granada se hizo precaria, abatida por el frío y la escasez de víveres. Boabdil entabló en secreto negociaciones con los Reyes Católicos para rendir la ciudad. No está clara su actitud, si actuó impulsado por un cierto sentido realista ante la imposibilidad de mantener viva la Granada de los nazaríes, o por abandono y falta de fuerzas. En cualquier caso, la noche del 25 de noviembre de ese año Abu I-Qasim al-Mulih, uno de los colaboradores del monarca granadino en las negociaciones con los castellanos, firmó en Santa Fe los documentos que contenían las cláusulas de la capitulación de Granada. Los musulmanes prometieron entregar la ciudad a finales de marzo de 1492, pero los castellanos exigieron rendición inmediata desde diciembre de 1491. Guiado por Ibn Kumasha y al-Mulih, el comendador de León, don Gutierre de Cárdenas y otros oficiales entraron en Granada sin ser vistos la madrugada del 1 al 2 de enero; por la mañana, Muhammad XII, Boabdil, hacía el acto simbólico de entrega de las llaves de la fortaleza a don Gutierre, en la Torre de Comares.

El conde de Tendilla y sus tropas entraron en la Alhambra y el pendón de Castilla se izó en una de las torres, la que aún hoy se denomina Torre de la Vela. Boabdil abandonó la ciudad sin que sus súbditos lo supiesen. Rindió homenaje a los Reyes Católicos a las puertas de la ciudad, antes de salir en dirección a las Alpujarras, cuyo dominio se le concedió. A sus familiares y visires se les atribuyeron tierras y bienes en metálico. Boabdil se instaló con su familia en Andarax, hoy Laujar. En 1493 murió su mujer, Moraima, y el sultán decidió abandonar la Península. Los allegados a Boabdil vendieron sus bienes y, en octubre de ese año el monarca granadino se embarcó en Adra, junto con sus familiares, con destino a Melilla y Fez. La guerra de Granada había terminado.

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