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Desarrollo


Cuanto más se distanciaba Nerón del Senado, buscaba con más ahínco el apoyo popular. Lo mismo había hecho Calígula y comportamientos semejantes se encuentran en otros muchos autócratas de todas las épocas. Además del mantenimiento de la plebe alimentaria de Roma, cuyo abastecimiento fue vigilado estrechamente, los juegos y espectáculos públicos eran otra buena ocasión para distribuciones de dinero. Pero además, Nerón buscó también la aceptación de los hijos de senadores y caballeros, agrupados en asociaciones culturales y deportivas. En el mes de julio del 64 d.C., se declaró un gran incendio en Roma. Por más que los rumores populares acusaran a los cristianos y otros al propio emperador, ese incendio pudo ser tan fortuito como otros anteriores; se empleaba mucha madera en la construcción y había barrios superpoblados. Nerón, que se encontraba en Anzio cuando se declaró el incendio, se apresuró a volver a Roma donde organizó las medidas de protección de las familias que habían quedado sin hogar ni medios de vida. Las dimensiones del incendio, sin duda activado por el viento, fueron considerables hasta hacer desaparecer a tres de los catorce barrios de la ciudad, además de varias mansiones senatoriales y de edificios públicos, incluido el templo de Júpiter sobre el Capitolio. El celo puesto por Nerón para crear comisiones de expertos que diseñaran una rápida reconstrucción de la ciudad manifiesta su interés por mantener unas buenas relaciones con el pueblo de Roma; dice Tácito (Ann.

, XV,39) que "para alivio del pueblo desplazado de su hogar, mandó abrir el Campo de Marte y los monumentos de Agripa así como sus propios jardines y mandó levantar construcciones provisionales para acoger aquella multitud que quedó sin recursos". Para calmar los ánimos y contar con un chivo expiatorio, se culpó a los cristianos de haber provocado el incendio. "Nerón presentó como culpables y sometió a los más rebuscados tormentos a los que el vulgo llamaba cristianos, odiados por sus ignominias. Cristo, del que recibían el nombre, había sido ejecutado por el procurador Poncio Pilato bajo el gobierno de Tiberio; la execrable superstición, reprimida momentáneamente, renació de nuevo... Y resultaron convictos no sólo de la acusación del incendio sino del odio al género humano" (Tác., Ann., XV, 44). La comunidad cristiana de Roma no era muy numerosa. Quedaba aún muy cerca la revolución religiosa de Pablo cuando decidió llevar el Evangelio también a los gentiles y la no exigencia de la circuncisión. La mayor parte de los cristianos de Roma eran aún de origen judío. Unos años antes, Claudio tuvo que intervenir para reprimir tumultos entre los judíos tradicionales y los seguidores de un tal Cristo. El que los cristianos se reunieran en lugares de culto propios y no participaran de las prácticas religiosas públicas en honor a los dioses romanos, su idea de la comunión... eran interpretados por muchos como un indicador de que estaban vinculados a rituales mágicos y de que eran enemigos del género humano. La persecución de Nerón fue dura e incluyó condenas a luchar contra las fieras en juegos de circo. Ahora bien, la propaganda cristiana de la Iglesia triunfante posterior ha desorbitado los hechos al presentar esta primera persecución como el modelo de todas las posteriores, como si el Estado romano persiguiera sistemáticamente a los cristianos y como si cada persecución hubiera sido una simple e indiscriminada aplicación de condenas sin juicios previos; tal visión errónea encuentra aún muchos seguidores.

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