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Datos principales


Rango

Paleolítico Superior

Desarrollo


En Francia, en 1920, se descubre la cueva de Pech-Merle (Cabrerets) por André David, que la explora durante varios años y cuyo estudio lleva a cabo el abate A. Lemozi. En 1923, Norbert Gasteret realiza la proeza de salvar el sifón que aísla la gran caverna de Montespan, con numerosos grabados y restos de esculturas en arcilla, una de ellas la figura acéfala de un oso. Este mismo investigador tenía que encontrar unos años después las cuevas de Alquerdi, Labastide y otras. El año 1924 queda marcado por la publicación de las obras de arte de la caverna de Les Combarelles. En España un hito importante es la creación por el duque de Alba, por indicación del rey Alfonso XIII, del Patronato de Altamira que, eventualmente, se ocupó de las demás cuevas santanderinas y que ha pervivido hasta hoy con el nombre de Patronato de las Cuevas Prehistóricas de la Provincia de Santander. Entre 1929 y 1931, por consejo del abate Breuil, Luis Pericot excava la cueva del Parpalló, donde halló la notable colección de plaquetas con grabados y pinturas que, con el resto del yacimiento, publicó en 1942. Siguiendo una indicación de F. Layna Serrano, en 1934, Juan Cabré encuentra los grabados de las cuevas de Los Casares y La Hoz (Guadalajara), que estudia con su hija M. E. Cabré Herreros. El año siguiente, gracias al mecenazgo del duque de Alba y de la Academia de la Historia, Breuil y Obermaier publican "La cueva de Altamira en Santillana del Mar", en una doble edición, inglesa y española, obra que como es lógico supera en mucho la monografía de 1906.

La guerra civil española y luego la segunda guerra mundial serían otra vez un freno para estas investigaciones. Sólo un hecho importante cubre en Francia los años 1936 a 1945: el descubrimiento de la cueva de Lascaux, en Montignac (Dordoña), por los jóvenes M. Radivat, J. Marsal y S. Coencas, en septiembre de 1940. A pesar de las circunstancias, medio a escondidas a causa de la vigilancia de los grupos dependientes de las tropas alemanas de ocupación, la nueva cavidad decorada es visitada por H. Breuil, A. Cheynier, D. Peyrony y J. Bouyssonie. Lascaux representa, junto con Altamira, la cumbre del arte prehistórico. La primera monografía se debe a Fernand Windels (1949). Pero los grandes paneles de grabados del fondo de la cavidad permanecieron muchos años sin ser estudiados. La empresa tenía que ser obra del abate André Glory, muerto prematuramente sin ver sus calcos publicados. Luego, Lascaux permaneció cerrada durante algunos años a causa de una enfermedad producida por la presencia humana y que afectaba a las pinturas. Finalmente, en 1979, apareció la gran obra de conjunto titulada "Lascaux inconnu", trabajo exhaustivo dirigido por Arlette Leroi-Gourhan y J. Allain y en el que colaboraron diversos especialistas, entre ellos André Leroi-Gourhan.

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