Compartir


Datos principales


Desarrollo


La política romana hacia el mundo griego presenta una serie de particularidades que no se observan en sus relaciones con otros pueblos, sea Cartago, Hispania o las tribus gálicas. Las razones de esta peculiar actitud de Roma hacia Grecia, sin duda son varias y de orden diverso. Una de ellas sería el sentimiento filohelénico de Roma. No sólo había tenido siempre el convencimiento de hallarse frente a una cultura superior a la propia, sino que siempre había considerado importante la opinión griega sobre su política o sobre sí mismos. La admiración de Roma hacia Grecia se tradujo perfectamente en su propia voluntad de insertarse históricamente en ese mundo y vincular sus propios orígenes con la historia griega. Por otra parte, el Senado estaba entonces controlado por una aristocracia culta y muy helenizada: el grupo de los Escipiones, Flaminios, etc. Esta helenización hizo más factible la cooperación entre las élites griega y romana. El saqueo de Siracusa en el 212 marca, según Polibio, el inicio del gusto por el arte griego e innumerables estatuas y pinturas fueron trasladadas a Roma en los años siguientes. También la educación en Roma se había ajustado a la paideia griega. Paulo Emilio proporcionó a sus hijos una serie de maestros griegos. En esos años había en Roma no sólo muchos profesores griegos, sino también filósofos.

A título de anécdota, cuando en el 155 llegaron a Roma varios representantes de diversas escuelas filosóficas de Atenas con el fin de dar una serie de conferencias que tuvieron entre los jóvenes romanos un enorme éxito, Catón, que era un romano típico y tradicionalista, presionó al Senado para que los filósofos en cuestión fueran despachados a Atenas. En su opinión, la filosofía era un galimatías sin más, que apartaba a los jóvenes de las enseñanzas importantes: las leyes y las magistraturas. Roma, hasta mediados del siglo II a.C., no se planteó la posibilidad de establecer un dominio político directo ni una ocupación territorial en Grecia. Pero las razones no residen sólo en el filohelenismo romano. En primer lugar, la propia complejidad de la política griega sin duda aconsejó aplicar el método proteccionista o tutelar, que se adecuaba mucho mejor a Grecia que, por ejemplo, a Hispania por la inconsistencia política de las distintas poblaciones hispanas. El objetivo principal estribaba en impedir que se creasen estados potentes -como inicialmente Macedonia- y expansionistas que rompieran el equilibrio griego y al mismo tiempo pudiesen constituir un peligro para la propia seguridad de Roma. Así, proclamada la autonomía, más que la libertad, de Grecia -aúnque esto no impidió que Roma suscribiese tratados con varias ciudades griegas que las obligaban a proporcionar ayuda en caso de guerra- Roma tenía las espaldas libres para enfrentarse con Oriente, mientras que en Occidente, se avanzaba en la conquista de Hispania, objetivos ambos mucho más rentables económicamente para Roma.

Obras relacionadas


Contenidos relacionados