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Datos principales


Rango

Neolítico

Desarrollo


Sin duda alguna fue el complemento básico de la agricultura, ya que proporcionaba, seguramente, abonos para el cultivo e incluso animales para la tracción del arado. Los animales domésticos mejor documentados son las ovejas, las cabras y los grandes bóvidos. Sobre todo este último grupo sufrirá, en estas zonas, un importante proceso de domesticación. Los bóvidos, en concreto el buey, no sólo servían como alimento, sino que se utilizaría, probablemente, para el traslado de la madera fruto de los desmontes con destino a la construcción de habitaciones domésticas o recintos funerarios (piedra del túmulo y la misma estructura megalítica, etc. ). La reducción del bosque implicaría la presencia de más animales domesticados; significa, sobre todo, la creación de pastos. La alternancia de pastos y cultivo sería corriente, allí donde fuese posible. Los movimientos estacionales del ganado debían ser frecuentes: del fondo de los valles a las tierras altas más abiertas; entonces la dualidad en la ocupación de según qué territorios quizás obedezca a esta dinámica, de funcionalidad similar en espacios y tiempos distintos. Así pues, en las áreas alpinas conocemos la estabulación animal en determinados yacimientos (presencia de excrementos de oveja y cabra y almacenamiento de forraje y ramajes). La producción ganadera no se reduce a la carne para el consumo alimentario, bien atestiguada a través del sacrificio de los animales jóvenes, pero el uso de productos como la leche y la lana fueron más bien limitados y tardíos. El máximo aprovechamiento de estos productos requería mucho tiempo de adaptación humana al nuevo tipo de alimentación y de continuas experimentaciones en una crianza más cuidadosa, etc. Entonces, a partir de los milenios IV-III, con el incremento de la explotación del ganado vacuno, se ampliará el consumo de la leche y la piel.

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