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Datos principales


Rango

América 1550-1700

Desarrollo


Fueron los primeros en llegar al Mar Caribe, como vimos. Sus piratas y corsarios se opacaron a fines del siglo XVII pero jugaron un papel decisivo en la centuria siguiente, bajo la tipología de bucaneros o filibusteros. La matriz de los bucaneros fue la isla de San Cristóbal. En 1622, arribó a ella Pierre Belain, señor de Esnambuc, con objeto de reparar su nave, después de haber tenido un desafortunado encuentro con un galeón español en Caimán. Allí encontró a Thomas Warner, que acababa de llegar en su viaje desde la Guayana a Inglaterra. Warner le pidió ayuda, pues los indios le habían atacado. Juntos hicieron una gran matanza de indios, tras la cual Belain reparó su nave y prosiguió su viaje a Francia, con ánimo de solicitar el establecimiento de una colonia en San Cristóbal. El cardenal Richelieu le apoyó, fundando una compañía para explotar dicha isla y le dio 300 hombres mandados por Urbain de Roissey. Warner hizo lo mismo en Inglaterra y en 1627 Esnambuc y Warren, se encontraron nuevamente en San Cristóbal, mandando cada uno de ellos medio millar de hombres. Estuvieron a punto de combatir entre sí, pero al fin decidieron convivir en armonía y exterminar mejor a los indios que quedaban. Sólo dejaron algunas indias, y jóvenes. Franceses e ingleses cohabitaron hasta que, en 1629, arribó a San Cristóbal una flota de nueve barcos mandada por Françóis de Rotondy, a quien el cardenal Richelieu enviaba para apoyar a Balain. Rotondy arrinconó a los ingleses en una parte de la isla, naciendo así una saludable división por nacionalidades: Saint-Christopher era la zona francesa y Saint-Kitts la inglesa.

Imprevistamente, apareció la flota española del almirante Oquendo, que echó de allí a franceses e ingleses. Gran parte de los primeros se trasladaron a la costa dominicana, formando el núcleo básico de los bucaneros, mientras otros marcharon a la Barbada e incluso a la Tortuga. En cuanto a San Cristóbal, fue luego repoblada nuevamente por ingleses y franceses. El cultivo del tabaco y de la caña azucarera permitió que San Cristóbal contara con tres mil habitantes en 1629, así como poblar la cercana isla Nevis. Los bucaneros surgieron de esta diáspora en la costa dominicana, la Tortuga y hasta la Barbada. Tomaron su nombre de la palabra taína o caribe "boucan", con la que se designaba un artilugio de ramas verdes empleado para asar la carne. Los bucaneros fueron, en principio, preparadores de carne asada de puerco o de res, animales salvajes que ellos cazaban. Más tarde se convirtieron en piratas, atacando a los españoles de Santo Domingo. Estos realizaron varias operaciones de castigo y los bucaneros se refugiaron entonces en la cercana isla de la Tortuga. En 1630, los españoles hicieron una operación de limpieza en la Tortuga desalojando fácilmente a los bucaneros, que se extendieron entonces por otras islas antillanas, como Antigua, Monserrate, San Bartolomé, Guadalupe, Martinica y otras de Barlovento, donde los franceses habían fomentado la colonización desde 1635. Sabido es que el cardenal Richelieu había fundado para esto algo tan pomposo como la Association des Seigneurs des Iles de l'Amerique.

En 1639 Levasseur, poblador de San Cristóbal y compañero de Esnambuc, repobló la Tortuga, de donde se habían ido los españoles. Los bucaneros recibieron refuerzos de los malditos de Europa y se organizaron como la Cofradía de los Hermanos de la Costa, que se gobernó por medio de una especie de Consejo de Ancianos. La Cofradía era una asociación masculina (las mujeres tenían prohibida la entrada en la Tortuga) que no imponía obligaciones a sus miembros. No había prestaciones para la comunidad, ni impuestos, ni presupuesto, ni código penal, ni persecuciones a quienes abandonaban la hermandad. Tampoco se reconocían nombres (eran simplemente Rompepiedras, Barbanegra, El Exterminador, El Manco, Sable Desnudo, Pata de Palo, etc.), nacionalidades, idiomas, ni religiones. La Cofradía subsistió hasta 1689, y de ella surgieron los filibusteros cuando estos piratas se pusieron al servicio de naciones como Francia o Inglaterra, perdiendo su espíritu libertario. La palabra filibustero viene posiblemente del tipo de embarcación ligera que utilizaban estos piratas, vrie boot en holandés o fly boat en inglés. Filibusteros ingleses se establecieron en Santa Catalina. Mientras los filibusteros atacaban puertos y naves en el Caribe, los franceses realizaban una labor de colonización: Granada, Dominica, Santa Lucía y, en 1638, Saint Croix, Martinica (donde se introdujo la caña azucarera traída de Brasil), María Galante y Guadalupe. En 1635 fundaron Cayenne (Guayana).

España combatió el filibusterismo en la década de los cuarenta. En 1641, la flota de los galeones atacó Santa Catalina (Providencia) y la Tortuga, logrando destruir la guarida en 1654, pero los filibusteros volvieron a ocuparla al marcharse los españoles. Desde la Tortuga se planeó, en 1659, el asalto a la ciudad dominicana de Santiago de los Caballeros, realizado por el holandés Mansvelt. En 1664, el gobernador de la Tortuga Jerome Deschamps vendió sus derechos por 15.000 libras francesas a la Compañía francesa de las Indias Occidentales, que nombró entonces Gobernador a Bertrand D'Ogeron, verdadero organizador de la colonia. D'Ogeron asentó a los filibusteros, trajo numerosos "engagé" (siervos blancos reclutados por seis años) e importó prostitutas francesas, las primeras mujeres blancas que hubo en la isla. Favoreció, además, el cultivo de cacao, maíz, tabaco, cochinilla y café, empezando a construir la capital de Port-de-Paix. Al cabo de unos años, la Tortuga no era ni sombra de lo que fue. Durante estos años, se colonizó la costa occidental de Santo Domingo, ante la preocupación de las autoridades españolas, que trataron de obstaculizarla por todos los medios posibles, incluso exterminando el ganado cimarrón. En 1667, Luis XIV suprimió la Compañía de las Indias Occidentales, que se había autoadjudicado la colonia de la costa noroeste de Santo Domingo, y el realengo asumió directamente su Gobierno. La colonia pasó a llamarse desde entonces Saint-Domingue.

Poco después, De Pouancey, sobrino de D'Ogeron, fue nombrado Gobernador de dicho lugar, escindiéndose la unidad política anterior. Los filibusteros de Saint-Domingue pasaron, así, a ser súbditos de su Cristianísima Majestad, mientras decaía la importancia de la Tortuga. Uno de los últimos grandes filibusteros de esta Isla fue Laurent de Graff, llamado por los españoles Lorencillo, a causa de su baja estatura, que asaltó Campeche en 1672. Cuatro años después, murió D'Ogeron y el protagonismo del filibusterismo francés pasó a la zona francesa de Santo Domingo. Durante el bienio 1676-77 se efectuaron numerosos asaltos a Centroamérica y en 1678 fracasó un intento de tomar Curaçao. Este mismo año Granmont de la Motte, jefe de la famosa Hermandad de los Hermanos de la Costa, salió con una flota de 20 naves y 2.000 filibusteros y tomó Maracaibo, Trujillo y Gibraltar. El gobernador M. de Pouançay murió en 1683 y le sustituyó M. de Cussy, a quien se dieron instrucciones de acabar con los filibusteros, haciendo caso omiso de las mismas. Durante su mandato brillaron los últimos grandes filibusteros como Lorencillo, Granmont y el caballero Franquesnay. Granmont asaltó Cumaná y la Guayra en 1680. En 1683 Granmont, Laurent de Graff y Nicolás Van Horn conquistaron Veracruz, donde se apoderaron de la plata que iba a ser embarcada en la flota. La llegada inesperada de la flota española produjo la desbandada. Lorencillo y Granmont asaltaron Campeche en 1685, y fracasaron en el intento de tomar Mérída.

Lorencillo fue luego nombrado Teniente del Rey en la isla de Saint-Domingue y ascendido a la dignidad de Caballero de la Orden de San Luis. Posteriormente tuvo una actuación notable contra unos corsarios españoles en la costa de Cuba y estuvo a punto de perecer en 1687, cuando fue atacado su refugio en Petit-Goave. En 1689, se inició la guerra de Francia contra la Liga de Augsburgo, y nuevamente se echó mano de los filibusteros para nutrir las escuadras enviadas contra los españoles, los ingleses y los holandeses. Cussy llamó a sus filibusteros y el Gobernador de Jamaica hizo lo propio con los suyos, empezando así una lucha fratricida entre los de un país y de otro, inconcebible para la ideología apátrida del filibusterismo. Jamaica, Saint-Domingue y Santo Domingo sufrieron los estragos de esta guerra. Durante la misma, el nuevo gobernador de Saint Domingue, Jean Baptiste Ducasse, mandó traer todos los filibusteros de la Tortuga, isla que volvió a quedar despoblada. Ducasse reconstruyó Guarico, que puso en manos del Teniente Lorencillo, y rompió las hostilidades contra Jamaica. Luego proyectó invadir la colonia española de Santo Domingo. Una reacción angloespañola estuvo a punto de destruir la colonia de Saint-Domingue. La última acción del filibusterismo francés fue apoyar la invasión de la armada francesa a Cartagena, proyectada por Luis XIV, y dirigida por Jean Bernard Deschamps, barón de Pointis. Se realizó con éxito en 1697.

Poco después, el 30 de septiembre de 1697, Francia, España, Inglaterra y Holanda firmaron la Paz de Ryswick, una de cuyas cláusulas reconoció la existencia de la soberanía francesa sobre la parte occidental de Santo Domingo. Después de la Paz de Ryswick, Luis XIV se transformó en celoso defensor de los intereses españoles, considerando que eran los mismos de su dinastía reinante. El Rey Sol ordenó perseguir a los filibusteros y prohibió que se les prestase ayuda alguna en sus colonias del Caribe. Los restantes filibusteros franceses se extinguieron en la Guerra de Sucesión. Apéndice de los establecimientos del Caribe fue la Guayana. La colonia de Cayenne, ocupada por los holandeses en 1653, fue recobrada en 1664. A partir de entonces la Compañía francesa de las Indias Occidentales logró introducir en ella algunos colonos.

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