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Datos principales


Rango

GreciaClásicaII

Desarrollo


Esparta conseguía con la firma de la Paz del Rey imponer sus condiciones en las relaciones entre ciudades, pues la situación le permitió frenar el desarrollo del imperio ateniense a pesar de que no era capaz de hacerlo sólo con sus propias fuerzas. En este sentido, la paz revela las condiciones objetivas de ese equilibrio, entre el poder y la debilidad. En ese ambiente fue igualmente capaz de someter a las ciudades rebeldes que, por las transformaciones de sus propias realidades internas, tendían a separarse de su tutela. La estabilidad conseguida se resintió pronto, como es natural, de la precariedad de la propia situación espartana. A la larga, no fue posible frenar el nuevo impulso de la segunda confederación ni la reacción de la confederación beocia encabezada por Tebas en su nueva imagen democrática. Durante la década de los setenta a duras penas podía conservar la situación establecida, a pesar de los esfuerzos de Agesilao. La paz se rompía de hecho constantemente, hasta que, en 371, atenienses y espartanos llegaron a la firma de una nueva paz, con participación persa, en que los espartanos aceptaban el reconocimiento de las Ligas entre ciudades griegas. Los tebanos eran ahora los verdaderos protagonistas en la iniciativa de las acciones bélicas entre ciudades. Las relaciones espartanas con los persas en los primeros años del siglo IV estaban condicionadas por las circunstancias internas, heredadas del conflicto dinástico, que se plasmaban en rivalidades entre los sátrapas occidentales.

Fue Tiribazo el encargado de introducir a los espartanos ante el Gran Rey para llegar a establecer las condiciones de la paz. A pesar de la iniciativa espartana, encabezada por Antálcidas, la verdad es que la paz suele recibir un nombre más adecuado a su sentido real, la Paz del Rey. Éste era el verdadero valedor de la paz y amenazaba con la fuerza a quienes no se adecuaran a ella. Se inaugura así una institución destinada a tener gran trascendencia en la historia de las relaciones entre las ciudades griegas en el siglo IV, de sus alianzas y enfrentamientos, desde ahora bajo la mirada de alguna potencia exterior, persa o macedonia. Por su parte, los persas quedaban libres de actuar en todo el territorio asiático y una de las primeras acciones de Artajerjes, consecuencia de la paz, fue la intervención armada contra Evágoras de Chipre. Sin embargo, a partir de aquí, la tendencia predominante entre los persas fue la de conservar la situación, sobre todo a partir de la derrota sufrida por la expedición enviada a Egipto entre 374 y 373, de tal modo que la paz de 371 fue patrocinada por el Gran Rey como árbitro, pero su capacidad de presión real había desaparecido. Luego, serán los problemas internos de nuevo los que tengan ocupados a los reyes, situación que sin duda se reflejará en los modos de reaccionar cuando tenga lugar la intervención macedónica.

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