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Desarrollo


La opinión pública, en caso de que en esta época pueda hablarse de ella, percibía un empeoramiento considerable en el funcionamiento de la administración en comparación con la colonia. El debate sobre los sistemas de gobierno ocupó un lugar destacado entre los temas de interés de las sociedades americanas, ya que la independencia puso en primer plano el tema de la gobernabilidad de los nuevos Estados.El debate constitucional iba a estar dominado por las múltiples influencias recibidas, que básicamente eran cuatro: 1) la tradición consuetudinaria británica; 2) la experiencia constitucionalista y federal norteamericana; 3) las influencias igualitaristas de la Revolución Francesa y las posteriores revoluciones europeas de 1830 y 1848 y 4) la Constitución liberal de Cádiz de 1812, que tuvo una gran incidencia en el constitucionalismo latinoamericano. La síntesis entre estas influencias y la tradición colonial iba a variar de país a país, dependiendo de circunstancias particulares. Las primeras constituciones latinoamericanas (Nueva Granada, Venezuela y Chile) fueron escritas en plena guerra de independencia, entre 1811 y 1812, y partían de la base de la existencia del contrato social y de la soberanía popular. Algunas constituciones de los primeros años tenían un sello autoritario y centralista, producto de las difíciles circunstancias en que se habían elaborado, aunque la impronta liberal no fue nada desdeñable, y por ello se garantizaban los derechos individuales (libertades cívicas, igualdad ante la ley, seguridad, derecho de propiedad, etc.

) y en algunos casos se introdujo la libertad de prensa y la división de poderes. Un claro ejemplo fueron las constituciones impulsadas por Bolívar (algunos autores hablan de un modelo napoleónico-bolivariano), que planteaban la existencia de un ejecutivo sumamente reforzado, pero su vigencia fue muy breve, dada la pérdida de protagonismo del Libertador en los países andinos. La Constitución de Cádiz influyó en un gran número de constituciones aprobadas hasta principios de los años 30, como la de Gran Colombia (1821), las de Nueva Granada (1830 y 1832), la de Venezuela (1830), las de Perú (1823 y 1828), la de Argentina (1826), la de Uruguay (1830) o la chilena (1828). Junto a la influencia del constitucionalismo norteamericano, las tendencias federalistas estaban vinculadas a los deseos de las regiones de no someterse a un poder central y a los equilibrios entre las distintas elites regionales. Este sería el caso de Nueva Granada y Venezuela, y también el de la Constitución de México de 1824, que pese a su federalismo también recibió influencias de la Constitución española. Las controversias entre federalismo o centralismo, extendidas hasta mediados del siglo XIX, dieron lugar a violentos enfrentamientos en México, América Central y Argentina. En Chile (durante la década de 1820) y en Nueva Granada (de 1838 a 1842) se trató de un fenómeno mucho más episódico. Los primeros ensayos constitucionales tuvieron uno de sus principales objetivos en tratar de asegurar la gobernabilidad de los países, pero dado el clima de inestabilidad y la persistencia de las guerras civiles, los textos escritos se renovaban con cierta frecuencia o terminaban convirtiéndose en letra muerta.

La ausencia de un marco constitucional unánimemente aceptado y de reglas de juego claras explican, en buena parte, que muchos gobiernos fueran desplazados por golpes de fuerza y no mediante elecciones. Sin embargo, es necesario puntualizar que salvo en muy pocos países del mundo, como Estados Unidos, funcionaban en esta época sistemas electorales eficientes. Los años que siguieron a la emancipación estuvieron dominados por los deseos de transformar la sociedad colonial. El reformismo liberal está estrechamente vinculado con la fecha de la independencia, de modo que los primeros países que se separaron del Imperio español concluyeron antes con esta etapa. A fines de los años 30 en casi todo el continente se había impuesto una ola de conservadurismo, que acompañó al estancamiento económico y a la inestabilidad política dominantes. En estos años encontramos una nueva oleada de textos constitucionales mucho más centralistas, que tendían a reforzar las facultades del ejecutivo.El crecimiento y la apertura económicas de fines de la década de los 40, serían acompañados de un rebrote del liberalismo y de una nueva oleada reformista y los cambios se verían reflejados en los textos. Siguiendo a Frank Safford, se puede afirmar que entre 1845 y 1870 se produjo una segunda oleada federalista en México, Colombia, Venezuela y, en menor medida, en Perú. Argentina también incorporaría una estructura federal en su Constitución.

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