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Los viajes de Colón

Desarrollo


Anteriormente señalamos que otro de los acuerdos de la Junta de Burgos fue el establecimiento de dos gobernaciones en Tierra Firme, territorio que apenas había sido descubierto y que sería preciso conquistar primero para establecer en él gobiernos. Estamos por consiguiente ante la primera gran conquista continental, prólogo de las que luego se sucederán en la época imperial. Las gobernaciones fueron las de Urabá (desde el cabo de la Vela hasta el golfo de Urabá), entregada a Alonso de Ojeda y la de Veragua (desde el golfo de Urabá hasta Nicaragua), otorgada a Diego de Nicuesa. Este último fracasó en su intento, tras un sinfín de vicisitudes, pero Ojeda (acompañado de Juan de La Cosa, que murió en un ataque a Turbaco, cerca de Cartagena) logró fundar en 1509 un pequeño establecimiento en el golfo de Urabá al que llamó San Sebastián de Urabá. Lo insalubre del lugar y los ataques de los indios, que usaban flechas emponzoñadas con curare, acabaron con muchos habitantes y Ojeda decidió partir hacia la Española en busca de refuerzos. Dejó a sus hombres al mando de un oscuro teniente llamado Francisco Pizarro, y le dio instrucciones de obrar con entera libertad si no regresaba en un plazo de 50 días. Ojeda no volvió a San Sebastián, pues naufragó en Cuba y tuvo una larga serie de incidentes. Pizarro esperó prudencialmente los 50 días, al cabo de los cuales embarcó a sus hombres en dos barcos. Uno de éstos, en el que iban 38 soldados y dos mujeres, naufragó en Cuba.

El otro, con los 41 hombres restantes, se dirigió hacia Cartagena bajo su mando, buscando un lugar apropiado donde asentarse. Se encontró así con las naves del bachiller Fernández de Enciso (lugarteniente de Ojeda, que iba buscando a su jefe). Surgió entonces la discusión sobre qué hacer hasta que uno de los acompañantes de Enciso, llamado Vasco Núñez de Balboa, dijo conocer un buen lugar para poblar (había estado allí con Bastidas) y en el que además los indios no usaban flechas envenenadas. Estaba pasado el Golfo de Urabá, a orillas de un río y cerca de un puerto. La hueste decidió dirigirse hacia tal sitio, donde se fundó en 1510 la ciudad de Santa María la Antigua del Darién (así llamaban los indios la zona), primera que hubo en la América continental. Se eligió Cabildo y Balboa fue investido como su Alcalde. A partir de entonces comenzó a gobernar la ciudad y su territorio como Gobernador provisional, en espera de que el Rey designara propietario. El cabildo desconoció la autoridad de Nicuesa y la de Fernández de Enciso. Balboa realizó una política de alianza con las tribus cercanas de la región panameña, que podría haber marcado una pauta para la posterior conquista. Estableció pactos de amistad y recogió rescates de oro, que enviaba a España con la esperanza de que se le premiaran sus servicios. Al llegar a las tierras del cacique Comogre, su hijo Panquiaco se quedó muy sorprendido de la avidez de los españoles en conseguir oro y le dijo que por qué no iban a buscarlo donde lo había, que era "en la otra mar".

Fue la primera vez que los españoles tuvieron confirmación de que existía la otra mar océana que andaban buscando. Balboa regresó a Santa María y organizó una expedición para descubrirla. El 2 de septiembre de 1513, partió de dicha ciudad con 190 hombres y tomó la dirección sur que Panquiaco le había indicado (en el Istmo, debido a su inflexión, Santa María estaba al norte). Cruzó Panamá hasta llegar a una cordillera el 25 de septiembre, donde en palabras de Fernández de Oviedo, que transcribió las anotaciones del escribano de la expedición, Andrés Valderrábano: "a las diez del horas del día, yendo el capitán Vasco Núñez en la delantera de todos los que llevaba por un monte raso arriba, vido desde encima de la cumbre la mar del sur, antes que ninguno de los cristianos compañeros que allí iban". El capitán español descendió desde la cordillera hasta la orilla del Pacífico, que alcanzó el 29 del mismo mes. Allí, en el Golfo de San Miguel, tomó posesión de la Mar del Sur en nombre de la Reina de Castilla (doña Juana, de la que era regente su padre don Fernando). De todo se levantó acta por el escribano ante los testigos, que probaron el agua y dijeron que era salada, como la de la otra mar. La nave que llevaba el informe de Balboa sobre el descubrimiento del otro océano se cruzó en alta mar con una flota enviada por el Rey Fernando a Santa María, bautizada ya como Castilla del Oro, bajo el mando del gobernador Pedro Arias de Avila. Esto traería un sinfin de sinsabores para Balboa, que sólo logró el título de Adelantado de la Mar del Sur, y finalmente la muerte, pues fue ajusticiado en Acla por orden del Gobernador a comienzos de 1519. Pedrarias Dávila, como se le llamaba en forma abreviada, mandó fundar ese mismo año la ciudad de Panamá, a orillas del Océano Pacífico, y despoblar Santa María la Antigua.

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