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Praxíteles

Desarrollo


Según parece, Praxíteles vivió respetado en Atenas, sin ausentarse casi de allí. Su obra era muy apreciada, y pudo dejar a sus hijos, Cefisódoto el Joven y Timarco, un taller en plena actividad. Sin embargo, sería grave error considerarlo el único artista en la Atenas de su época: de los talleres áticos salieron por entonces cantidades ingentes de obras escultóricas. En primer lugar, habría que referirse, sobre todo, a las múltiples estelas funerarias; quizá muy pocas sean magistrales en su concepción, pero todas ellas mantienen un nivel medio muy alto, y nos muestran que en Atenas se defendían, junto a los planteamientos de Praxíteles, los de otros muchos artistas que allí pasaron años de su vida. No podemos dejar de mencionar por lo menos dos: Silanión, un retratista fuerte, algo seco, a juzgar por las copias que nos han llegado de su Platón, y Eufránor, hombre polifacético, más conocido como pintor, al que debe atribuirse un bellísimo original escultórico: el Apolo Patroo. Es un magnífico torso de Apolo citaredo que fue hallado y se conserva en el ágora de Atenas, muy cerca del que fue su templo primitivo; su sola presencia abruma, y muestra la calidad que podían alcanzar los análisis de telas en un autor más sensible a ellas que Praxíteles. Sin embargo, no cabe duda de que el estilo praxitélico tiñó el ámbito ateniense de su época: las obras que lo ostentan, aun sin poder ser atribuidas con seguridad al maestro o a su taller, alcanzan en ocasiones un nivel que impide pasarlas por alto: es el caso, por ejemplo, del Sarcófago de las Plañideras, encargado por un monarca fenicio de Sidón y encontrado en su lejana necrópolis, o el ligero y armónico Efebo de Maratón, toda una reelaboración libre y creativa del Sátiro Escanciador, pero con un movimiento mucho más amplio y natural.

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