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Conquista Iberoam

Desarrollo


Ya señalamos que el descubridor de Chile fue Magallanes en su famoso viaje a las Molucas. Le siguió el patache Santiago, de la expedición de Loaysa, que se perdió al pasar el estrecho y subió luego por toda la costa del Pacífico americano hasta llegar a México. En 1533, el Emperador dividió el territorio existente (y desconocido) al sur del Perú (el Cono Sur en realidad) en tres gobernaciones, divididas por los paralelos 25 y 36. La septentrional, llamada Nueva Toledo, fue entregada a Diego de Almagro; la central, denominada Nueva Andalucía, a Pedro de Mendoza; y la meridional, nombrada Nueva León, a Simón de Alcazaba. Este último intentó su conquista en 1535 y murió a manos de sus hombres. En cuanto a la de Mendoza, la estudiaremos en el punto siguiente. Veamos aquí la de Almagro a la Nueva Toledo, que va a configurar lo que luego será Chile. Almagro salió de Cuzco en julio de 1535 y se dirigió a la Cordillera andina, que atravesó por los páramos (cruzó el de San Francisco a 4700 m de altura) alcanzando finalmente el valle de Copiapó con unos 250 supervivientes. Pese a no encontrar riquezas, prosiguió por la costa hasta un valle situado al pie del Aconcagua, donde decidió acampar en espera de refuerzos. Desde allí mandó explorar hacia el sur al capitán Gómez de Alvarado, que llegó al río Ñuble y tampoco encontró nada de importancia, salvo una gran resistencia por parte de los naturales, los famosos araucanos.

Descorazonado Almagro al recibir las noticias de su lugarteniente y enterado, además, de que Cuzco caía dentro de su jurisdicción, desistió de su intención de conquistar Chile y regresó al Perú. Esta vez escogió el camino costero, atravesando el desierto de Atacama en una impecable operación militar. Una vez en el Perú, se vio envuelto en las guerras civiles que le costaron la vida. Chile adquirió mala fama a raíz de la expedición de Almagro y pudo convertirse en otro territorio maldito sin conquistar, como el sur de los Estados Unidos, pero en 1540 solicitó su conquista Pedro de Valdivia, teniente de gobernador de Francisco Pizarro. El Marqués de Cajamarca se la concedió y Valdivia partió hacia Chile con una pequeña fuerza, siguiendo el camino de Almagro. En el valle de Mapocho fundó Santiago el 12 de febrero de 1542. Su Cabildo le nombró Gobernador de Chile, en otro golpe similar al de Cortés en Veracruz. Valdivia se enzarzó luego en una conquista muy difícil, que fue realizando en medio de numerosas conspiraciones. En 1544 hizo otra fundación: La Serena. Auxiliado de la nave mandada por Juan Bautista Pastene, mandó explorar la costa chilena hasta la actual Valdivia. Tras esto, abandonó Chile y regresó al Perú para apoyar la causa realista en las guerras civiles. El Pacificador Lagasca le premió por ello, confirmándole el título hasta entonces ilegal de Gobernador de Chile.

Valdivia continuó con nuevos refuerzos su conquista, obstaculizada en el sur por la resistencia de los aguerridos araucanos o mapuches. En 1550, fundó Concepción y al año siguiente La Imperial y Villarrica. Una gran rebelión araucana puso en peligro toda la obra realizada. Valdivia se enfrentó en el fuerte de Tucapel a las fuerzas indígenas mandadas por el cacique Lautaro. Fue herido, capturado y martirizado por los naturales hasta morir. La mal afamada o infame conquista de Chile la completó García Hurtado de Mendoza, hijo del virrey del Perú. Se le confió en 1557 y su llegada al territorio fue mal vista por los antiguos soldados de Valdivia, que seguían luchando en él. Hurtado de Mendoza concentró todas las fuerzas y mandó avanzar la armada por la costa, para avituallar la tropa. Tras la batalla de Talcahuano vinieron las de Las Lagunillas y Millarapue, donde las fuerzas araucanas mandadas por Caupolicán fueron derrotadas (Ercilla cantó esto en la Araucania). El capitán español estableció algunas paces poco duraderas con los caciques, rehizo el fuerte de Tucapel, repobló Concepción y erigió Cañete, población que atacó Caupolicán con sus guerreros. Los españoles le derrotaron, apresaron al famoso cacique y le empalaron. El Gobernador continuó hacia Valdivia con ánimo de conquistar el sur de Chile, pero tuvo que regresar a Cañete al saber que los indios estaban cortando sus comunicaciones con Concepción. Logró restablecerlas poco antes de que llegara el nuevo Gobernador del territorio, don Francisco de Villagrán, uno de los antiguos compañeros de Valdivia. La gran conquista del territorio estaba ya prácticamente hecha, aunque la resistencia indígena de los araucanos duró largos años.

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