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Datos principales


Desarrollo


Muchos grupos de cerdos tendieron a ser endémicos de una u otra parte del Viejo Mundo durante el Pleistoceno, por lo que no resultan de especial importancia para el estudio de las relaciones faunísticas. Una excepción es el jabalí, Sus, que durante el Plioceno se extiende por Eurasia y el Próximo Oriente. La especie S. scrofa del Pleistoceno Inferior asiático se extiende a Europa durante el Günz/Mindel. Por el mismo tiempo la especie aparece en el Próximo Oriente y debido a sus preferencias por espacios húmedos y arbustivos no penetró en Africa. La zona de Palestina parece haber sido un lugar de unión para elementos asiáticos y europeos con la presencia de S. falconeri y S. strozzi. El hipopótamo, Hippopotamus anfibius, se conoce en Africa desde el Plioceno, estando presente en Europa durante el Pleistoceno Medio. En esta época se presenta en las islas mediterráneas una forma enana, H. enanus, de sólo 50 centímetros de alzada y que se encuentra junto a los elefantes enanos que ya comentamos. Entre los bóvidos y los cérvidos, varios grupos adaptados a medios de parque o de tundra como Alce, Capra o Rangifer recorren Eurasia durante el Pleistoceno, sin duda en relación con los momentos glaciares. Otras, que prefieren medios más boscosos, como Bos o Cervus, se expenden durante las fases templadas cuando las condiciones boscosas dominan la parte sur del continente. Entre los bóvidos, los más representados en Europa son los bisontes y los toros, bajo formas diferentes a las actuales.

Desgraciadamente la distinción paleontológica es compleja, por lo que en muchos estudios paleoeconómicos se les agrupa bajo el término grandes bóvidos. Los bóvidos más antiguos pertenecen al grupo Leptobos del final del Plioceno. Los bisontes ya están presentes en el Pleistoceno Medio con la forma Bison schoetensacki, de gran tamaño, mientras que en el Pleistoceno Medio ya aparece la forma actual B. priscus. También, durante este momento, aparece Bos primigenius, el toro, que se extingue en forma salvaje probablemente durante la Edad Media, mientras que el bisonte perdura hasta la actualidad. Los cérvidos son una familia de gran importancia, debido sobre todo al intenso uso que se hizo de ésta por parte de los grupos humanos prehistóricos europeos. Durante gran parte del Pleistoceno se cazaron por su carne y sus pieles, y sus astas sirvieron de soporte a los instrumentos del Paleolítico Superior. Las especies del Pleistoceno Inferior son bastante distintas de las actuales, especialmente Eucladoceros con sus cuernos arborescentes. También aparece Cervus philisi de pequeño tamaño, casi la mitad del actual. Durante el Pleistoceno Medio tenemos ya un Cervus acoronatus cuya cornamenta se asemeja a la del actual, pero sin la característica corona del extremo del asta. También en este momento aparece un antepasado del ciervo gigante, el Megaceros giganteus, cuyas astas alcanzan casi los tres metros de envergadura, y que será característico de los momentos finales del Pleistoceno Superior. En éste ya aparece la forma actual de ciervo C. elaphus que, junto al reno Rangifer tarandus, será la base económica del Paleolítico Superior.

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