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Se matriculó en Leyes en la Universidad de Zaragoza y desde su licenciatura participó en la vida política. A mediados de la década de los cincuenta comienza su actividad como diputado y en 1858 es elegido Gobernador de Madrid. En 1865 le nombran ministro de Fomento, y poco después accede a la cartera de Hacienda, bajo la presidencia de González Bravo. Tras el triunfo de la revolución de la "Gloriosa" abandona momentáneamente la vida política, regresando en tiempos de la Restauración. Durante el mandato de Cánovas del Castillo accedió al Ministerio de Fomento. Desde este puesto pretendió encerrar la enseñanza oficial en los límites de la ortodoxia católica y la monarquía constitucional. Cánovas lo consideró una barbaridad y medió personalmente, aunque sin éxito, para tratar de evitar la salida de la Universidad de quienes se negaron a aceptar las imposiciones oficiales, algunos de los cuales formarían la Institución Libre de Enseñanza. Orovio desapareció del ministerio en la primera ocasión. En 1877, estando de nuevo Canovas en el poder encabezó el Ministerio de Hacienda, cargo en el que permaneció durante el Gobierno de Martínez Campos. En este puesto realizó importantes reformas que mejoraron los recursos del Tesoro. Su labor fue reconocida con la concesión del título de marqués de Orovio.

Tras estudiar en Salamanca, ingresó en la orden de San Agustín. Dedicó gran parte de su vida a administrar las comunidades de esta orden religiosa. A raíz de un sueño que tuvo en 1542, en que se el apareció la Virgen y le pidió que se dedicara a escribir, comenzó su carrera como literato. Fruto de esta actividad son: "Consideraciones acerca de los nombres de Cristo", "Examen de consciencia", "Las siete palabras que la Virgen Sacratísima Nuestra Señora habló", "Historia de la reina de Saba" y "Las confesiones del pecador fray Alonso de Orozco", entre otras obras. Parece ser que Fray Luis de León se inspiró en su tratado "Consideraciones acerca de los nombre de Cristo", para escribir una obra sobre el mismo tema. En 1882 fue beatificado por León XIII.

Tomó parte en la Revolución, siendo seguidor de los hermanos Flores Magón cuando estos defendían una política liberal. En 1911 se sumó al Plan de San Luis Potosí. Un año más tarde se alzó contra Madero, al que acusó de no cumplir los planes políticos previstos, y desarrolló su propio plan político, basado en una ampliación de los objetivos sociales, políticos y económicos de la Revolución. Vencido por Huerta, a la muerte de Madero defendió sin embargo a Huerta hasta su caída en 1914, lo que le obligó a exiliarse en Estados Unidos, donde será asesinado.

En el teatro griego era el lugar situado entre el escenario y el público. Se trataba de un espacio circular, destinado al coro y a los actores.

La primera ocasión que Degas incluye las bailarinas en acción sería en esta escena, aunque sean las protagonistas indirectas de la composición. El gran protagonista es el fagotista Désiré Dihau, primo del pintor Henri de Toulouse-Lautrec, que aparece en el centro de la imagen, rodeado de la orquesta del teatro de la Ópera de París. La atención de los músicos interpretando la pieza ha sido exquisitamente captada por el pintor, que muestra sus grandes dotes como retratista. De esta manera, el artista ofrece una imagen de la vida moderna, por supuesto de una clase social burguesa en la que él estaba incluido. En primer plano contemplamos una barandilla forrada de terciopelo - que sirve para separar la zona del patio de butacas del foso de la orquesta - incluida por Degas para introducir al espectador en la escena, como si contempláramos el ballet desde la primera fila. Después se suceden en diferentes planos paralelos: las líneas que forman los músicos, el escenario y las bailarinas. Para romper con esa horizontalidad se han incluido diferentes elementos verticales como el arpa, el contrabajo o el arco de los violines. La obra muestra una interesante influencia de la fotografía, muy empleada por Degas en aquellos momentos para realizar sus composiciones. Vemos cómo se han cortado los planos pictóricos en la zona superior y en los laterales, algo impensable para un artista tradicional. Respecto al color, resulta interesante destacar el contraste entre las tonalidades oscuras de los elegantes trajes con el blanco de sus camisas y pajaritas. Pero el gran fogonazo de color se encuentra sobre el escenario, donde encontramos las tonalidades azules y rosas de los vestidos de las bailarinas, iluminados por los potentes focos de la representación. En cuanto a la factura, Degas emplea un perfecto dibujo en las figuras, especialmente en la de Désiré, mientras que en el resto encontramos mayor soltura, mostrando sin embargo todos los detalles de los instrumentos musicales. La relación de Degas con el fagotista era muy estrecha, visitando frecuentemente su casa en la que solía formar un dueto con su hermana Marie, cantante de conciertos. Con esta mujer se insinúa por parte de algunos biógrafos que pudo el pintor mantener alguna relación sentimental. Toulouse-Lautrec, primo de la familia, sentirá una especial atracción por la obra de Degas y especialmente por este cuadro.

Pedro Orrente trabajó en Toledo durante el período barroco; de 1604 a 1612 estuvo en Italia, donde quedó muy impresionado por la obra de Bassano. Sus trabajos son pinturas bíblicas y bodegones, adquiriendo gran fama por su habilidad a la hora de plasmar animales y pequeños bodegones, que usaba para rellenar o ambientar las grandes escenas bíblicas que le encargaban sus clientes. Su estilo habitual era el naturalismo tenebrista, como el de otros muchos pintores del interior de Castilla. En el Museo del Prado existen ejemplos de su obra, que se halla repartida entre Madrid, Toledo y Valencia, ciudad en la que murió a mediados del siglo XVII.

Nieto de Luis XIV de Francia, era señor de Vignory, ocupó el cargo de consejero-secretario del rey, y perteneció a la orden de San Miguel. Orry presidió, además, el parlamento de Metz. Por mediación de su abuelo y a instancias de Felipe V, trabajó al servicio de la monarquía para buscar soluciones económicas que mejorasen la situación en España. A pesar de llevar a cabo una correcta actuación, su condición de extranjero y su forma de ser impidió que recibiera el afecto de los españoles. El pueblo no aceptó la influencia de las costumbres francesas que predominaba en sus reformas. Alberoni acabó con todas las reformas que Orry había introducido y le envió a exilio.

En los pilares, aligerados por nichos, de Orsanmichele se ubicaron diferentes estatuas dedicadas a santos protectores de los gremios de Florencia, los siete mayores y los catorce menores. Donatello fue el encargado de realizar, entre otros, el San Jorge, patrono protector de los armeros. La obra original fue sustituida por una copia que hoy se puede contemplar en el edificio.