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termino
acepcion
Cada uno de los prismas que coronan los muros de las antiguas fortalezas para resguardarse en ellas los defensores.
obra
El 31 de enero de 1890 Johanna Bonger, la esposa de Theo, da a luz a un niño sano que será bautizado con el nombre de su tío y padrino, Vincent Willem, y que alcanzará la edad de 88 años. Cuando el pintor recibe la noticia no cabe en sí de gozo por lo que le dedica este lienzo que contemplamos protagonizado por las flores blancas del almendro, en relación con la nueva vida. En una carta a Theo dice con respecto a esta obra: "El trabajo resultó bien; el último cuadro fueron ramas en flor. Ya verás, de mis trabajos es quizás el he pintado con más paciencia y mejor, con mucha calma y pinceladas más seguras". En efecto, observamos un mayor detallismo en las flores y en la aplicación del color azul que sirve de fondo, mientras en las ramas nos encontramos con una nueva referencia al cloisonismo de Bernard al trazar con una línea oscura los contornos. La evocación de la estampa japonesa está presente en el lienzo al resaltar el decorativismo y el empleo de temáticas florales. Quizá agotado por este trabajo, pronto sufrirá un nuevo ataque que durará dos meses.
obra
Fotografía cedida por La Rioja Turismo
obra
El pintor español más cercano al Impresionismo es, sin duda, Aureliano de Beruete, uno de los más eruditos y sensibles creadores del XIX. Su interés hacia la luz tomada directamente del natural, su pincelada rápida y deshecha, su admiración por las atmósferas, el empleo de sombras coloreadas y la perspectiva alzada le acercan a los trabajos de Monet, Renoir o Pisarro ya que sentía lo mismo que los maestros franceses hacia la naturaleza. La obra que observamos nos permite contemplar la luz invernal reflejada a la perfección en el cielo, obteniendo un aspecto frío donde resaltan las tonalidades blancas de las flores. La factura es vigorosa y empastada, predominando la mancha sobre el dibujo para captar así la impresión de un momento concreto.
lugar
La historia de Almería está marcada por la presencia en su entorno geográfico de un buen número de civilizaciones. Si bien existen referencias arqueológicas de épocas paleolíticas y neolíticas en la provincia, será durante el calcolítico cuando se desarrolle la primera civilización de importancia: el poblado de los Millares. En la Edad de Bronce en tierras de Almería se halla otro importante foco cultural: el Argar. La presencia fenicia en las costas de Almería está documentada en dos importantes colonias, Baria y Abdera. Los contactos con los griegos fueron frecuentes y estas colonias se convirtieron posteriormente en cartaginesas. La presencia de la civilización norteafricana finaliza con la llegada de los romanos. Se han conservado restos de fábricas de garum, lo que es indicativo de un próspero comercio que tiene como eje el puerto de la ciudad. Vándalos, visigodos y bizantinos ocupan la región tras el fin de la civilización romana. Pero será a comienzos del siglo VIII cuando árabes yemeníes se asienten en la zona, iniciando el desarrollo de la agricultura, que cambiará el paisaje. Abd al-Rahman III, en el año 955, manda la construcción de la alcazaba, lo que supone el nacimiento oficial de la ciudad. Almería se convertirá en el principal puerto del califato cordobés, desarrollando un importante comercio con África del norte y el oriente mediterráneo. Tras la caída del califato de Córdoba llega el momento de los reinos de taifas. Almería será uno de los más destacados, alcanzando su máximo esplendor con el Al-Mutasim, rey poeta, y con Al-Idrisi, uno de los escritores más importantes de su tiempo. La exportación de seda será el eje de la prosperidad del reino. La monarquía taifa finaliza cuando los almorávides invaden la Península, si bien la ciudad continúa con su floreciente comercio. La riqueza de Almería será codiciada por los reinos cristianos. Por esta razón, Alfonso VII conquista la ciudad en 1147, ocupándola durante diez años. Los almohades la rescatan para el Islam, pero no se recupera el esplendor económico. Los reyes nazaríes de Granada serán los señores de la villa desde el siglo XIII hasta que en 1489 fue tomada por los Reyes Católicos. La Corona inició un intenso programa repoblador, pero serán los moriscos los habitantes mayoritarios. La revuelta de las Alpujarras de 1568 supondrá el primer golpe para este grupo de población, hasta su expulsión definitiva en 1609. Los nuevos repobladores no pueden evitar el proceso de decadencia que vive la ciudad, contribuyendo a ello los terremotos y la amenaza de los piratas berberiscos. Será a partir del siglo XIX cuando Almería inicie un nuevo despegue gracias al cultivo de la uva y el desarrollo de la minería. El nacimiento de una nueva burguesía tiene en Nicolás Salmerón a su mejor representante. Las primeras décadas del siglo XX traerán mejoras en las comunicaciones y el inicio de un proceso migratorio hacia América y Argelia. Durante la Guerra Civil, la ciudad vivirá un dramático episodio, al ser bombardeada por la Marina alemana. La dureza de la posguerra llevará a una segunda oleada de emigración, teniendo como destinos Francia, Alemania y Cataluña. En la década de los sesenta el turismo y la agricultura de invernadero traen un nuevo momento de prosperidad.
fuente
Casco abierto y redondeado, también capacete.
obra
Gauguin también se interesó, en el tiempo pasado en Bretaña, por representar escenas de la vida cotidiana que llamaban su atención como Las recolectoras de varec o esta bella escena en la que presenta el trabajo de apilar heno, tarea en la que se afanan varias mujeres con su tradicional vestido. Lo más interesante del lienzo es el colorido empleado por el artista en el que destacan los brillantes tonos amarillentos del heno, encontrando un fuerte eco de Van Gogh. La pincelada empleada es muy suelta, ejecutando la composición mediante manchas. La ingenuidad que se respira en estas obras adelanta el estilo que hará famoso a Gauguin con escenas como Ta matete o Bañistas.